Gracias Alberto.
Impagable tu información para los que algun dia que espero no muy lejano tenemos pensado discurrir por esos lares.
Esa paletilla huele desde aqui..
Salud
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30-05/02-06-2019 de Volos a Skiatos en las Esporadas
Despues de los dos dias de viaje en coche, por carreteras difíciles y lentas, casi nos parece que el barco camina desbocado. En pocas horas y sin una sola gota de viento nos dirigimos a Oreio por segunda vez. La anterior nos hemos marchado sin pagar, pero con la promesa de que volvíamos en unos dias y hemos de ser fieles a nuestra palabra, aunque a muchos les suene esa actitud a chino.
Pero cuando vienes de una historia cultural donde un simple apretón de manos es mas fuerte contrato que el firmado ante un notario y si quieres denunciar con rigor la falta de compromiso de nuestros gobernantes con la palabra empeñada, debes de actuar de acorde a este principio. Yo reconozco que si tengo éxito profesional, abandonaré Vallecas y me iré a vivir a Galapagar. ¿Por que no? Si podemos, podemos.
Trataremos también de resolver un enigma, y es la existencia de un tal Jorgos, que habla español y que es conocedor de un vino rosado bueno que incluso te trae en garrafas al barco a 10 euros la de 5 litros, pero no damos con él. Solo habla un poco de español el dueño de la panadería, casado con una gallega.
Lo que si nos llegan son muy buenas referencias de todos los que tienen el barco varado en seco aquí en Oreio, y que será uno de nuestros sitios de referencia por estas aguas.
El día 2 de junio salimos hacia las esporadas del Oeste, en concreto hacia Skiatos, del que no tenemos en particular un grato recuerdo, aunque vamos con la esperanza de que con el paso del tiempo haya mejorado.
Vana esperanza. Para empezar el muelle formado por unos pantalanes flotantes, se ha roto y es hasta peligroso intentar amarrar en él. Los charter y sobre todo los barcos de escursiones diarias han acaparado los puestos de atraque del dique principal. Las torretas de servicios están destruidas en su mayoría. Las pocas que quedan en pié sobre utilizadas. La figura del aguador inexistente.
Conseguimos amarrar aprovechando que un barco salía justo en ese momento delante nuestra tomando la delantera a varios barcos ( mas de diez) que andaban al acecho.
Estamos muy cerca del muelle del ferry y cada vez que uno hace maniobra, saltamos como cabras locas.
Vuelvo a reflexionar sobre como ha ido cambiando la sociedad a lo largo de mi vida.
Cuando con 15 años, pescando Palometas en el Cantábrico, vi mi primer velero navegando me dije a mi mismo "algún día" y hoy sesenta años después mi deseo se ha cumplido. Mi deseo y el de otros muchos en muchas cosas y muy dispares. No ha sido fácil en absoluto, pero lo he conseguido en gran medida y sin hacer mal ni explotar a nadie. Y cuando el feliz navegante se acercaba a nuestro puerto, nos volcábamos en atenciones hacia él. Lo tratábamos de la forma que esperábamos ser tratados.
Pero la llegada del "Low Cost" a propiciado que cientos de miles de personas puedan llegar a miles de sitios y el viaje turístico a derivado a otra cosa.
Para empezar aquellas puertas abiertas que veíamos al subir las escaleras, están cerradas o han desaparecido con lo que la pregunta es ¿para que esforzarse en subirla? Hoy si aparece un barco en tu horizonte seguramente vaya acompañado de la frustrante idea de que es casi imposible el " algún día" y así miles y miles de heroicos y esforzados ciudadanos optan por pasar cinco días en un charter, para conseguir la imagen para la red social, pero no se acercarán a las sensaciones que sentimos los otros.
Y el mercado, el inhumano mercado, para el que esperanza, superación, sueños, auto-realización, no son activos con valor ninguno, nos arrincona. Rota la escalera de superación social, sin puertas a las que asomarse, incluso habiendo desvirtuado la democracia hasta haberla convertido en un mero sufragio universal, es mas cómodo hacer números con unidades coherentes, que no se desvíen de la norma. Así que por lo que podamos suponer de subversión a sus normas, nos marginan si no nos atacan.
No me cabe duda de que esa frustración en la que vive la sociedad actual está detrás de los trompetazos, curiosamente dados con bocinas de niebla, a que nos someten todos los "tifosi" que deambulan por el muelle, solo a los barcos privados, no a los de excursiones.
A ello se suma que con la victoria de algún equipo, se disparan petardos y fuegos artificiales, que nuestro perro aguanta asustado debajo de la mesa
Una auténtica pesadilla en esta fotogénica isla cuyo grito de guerra, robado a Skopelos es !!MAMA MIA¡¡
Capitán, veo que empezáis a entender, los problemillas que aporta el pelo largo en vuestro amigo Drako, de ahí que os recomendara tenerlo rapado en verano, no del todo, por supuesto, ya que el sol le podría quemar la piel, al 6 se lo corto yo.
Sobre esa manía de ir a por los dedos de los demás, el "secreto" está en la anticipación, el mío tenía la fea costumbre de salir a por los tobillos de ciclistas y corredores, me dí cuenta de que corrigiéndole,( con un simple sshhhh) que me ha sido mas efectivo que el no, o mandándole sentarse en cuanto aparecía "la presa" se contenía mucho mejor, porque si ya había empezado la caza no atendía a razones, hay que estar muy pendiente para anticiparse. Paciencia, que un día de estos, de repente, dejará de interesarse.
Sobre lo de sacudirse la arena, ahí si que no he encontrado remedio todavía, ya puede haber una playa infinita que siempre, siempre viene a sacudirse a nuestro lado je je.
Un saludo y buena proa.
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06 de Junio de 2019 Puerto de Skopelos
Nos movemos lentamente hasta Skopelos recorriendo la costa que hemos visitado con mucho mas detenimiento en años anteriores y que sigue como si el tiempo no hubiera pasado por ellos. Vamos dejando atrás fondeos inmejorables, incluso algún pequeño espigón.
Se suceden, Panormos, Limonari, Agnotas, Velanio. Cualquiera de ellas merece una visita y una estancia. Pero debemos llegar a Skopelos, donde recogeremos a Mabel.
El muelle de amarre de Scopelos es grande y suele haber sitio casi siempre. Lo que es mas difícil es poder tener agua y electricidad y además muy cara. En verano Scopelos no se auto abastece y necesita de los buques tanque. Así que rellenar unos 250 litros de un depósito nos cuesta casi cuatro euros, a 16 euros el metro cúbico.
Las dos torretas que quedan en pié, suministran los servicios a todo el muelle. Cuando nosotros llegamos tengo que utilizar los tres cables de electricidad empalmados (150 metros) La figura del aguador ha desaparecido y el agua se toma de las torretas mediante el uso de llaves electrónicas que se compran en un kiosko en el muelle al NW. La información me la suministra una pareja a bordo de un pequeño velero con una bandera catalana en la cruceta de babor, y con bandera belga como nosotros.
El resto son casi todo turcos de una flotilla y varios rusos en barcos griegos. Hemos llegado a áreas turístico-charteristas.
Skopelos no ha cambiado, nos damos una vuelta por sus callejuelas y las fotos que saco son casi idénticas a las sacadas hace 10 años, así que edito el vídeo en baja resolución que permitía antes Internet y lo sustituyo por este un poco mas actualizado y que creo que merece la pena ver en alta resolución pulsando sobre el enlace a YouTube.
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07-06-2019 Mabel
Para entender esta entrada hay que remontarse a julio de 2010, cuando recogimos a unos Asturianos que esperaban un ferry en Skyros para ir a Alonnisos, y la aventura en que nos metió la pérdida de una Hélice ( como no, GORIT)
Lo narra con su genial maestría Ramiro en esta página del blog
<-Enlace a la página ->
El paso del tiempo hizo que se estableciera un lazo muy fuerte de amistad entre nuestras familias y hemos hecho todo lo posible por permanecer en contacto
Y a pesar de que Ramiro ya ha llegado al último puerto de su viaje, hemos tenido la gran suerte de poder llevar a Mabel hasta Alonisos, esta vez sin incidentes.
Mabel profesora en Asturias ha vuelto cada año a Grecia, y este año sin sus hijos por fin se ha animado a acompañarnos por unos días.
Como es habitual dejo que sean sus palabras las que narren su historia.
A media tarde, con esa luz reflejada por las paredes blancas recién encaladas y arrastrando la maletina por el espigón, veo a Alberto que me saluda a lo lejos, a Lola y a Drako. Por fin, después de varios años intentando coincidir, allí estaba, muy contenta pero algo intranquila ante la segunda experiencia en el Capitán Teach. La primera, el 26 de julio de 2010, no fue precisamente una travesía placentera, fue una peripecia más bien. En este blog y en la entrada correspondiente a esa fecha y a la siguiente, está descrita con detalle y mejor estilo. Además en esta ocasión Ramiro, mi compañero, ya no está con nosotros y nuestros hijos, Bruno y Taso, se han hecho mayores y tienen sus obligaciones. Con estos recuerdos la tristeza se acerca pero no me invade. Τι να κάνουμε! ¡Qué se va a hacer! que dicen los griegos.
Besos y abrazos, los reencuentros siempre animan. Drako me recibe de maravilla. Ni un ladrido. Se acurruca a mis pies o junto a mi barriga para echar una siesta o recibir su ración de mimos. Amigos para siempre.
Esta vez el barco me parece más luminoso y el camarote mucho más grande. Primer té y paseo por el pueblo construido sobre una empinada ladera que termina hacia el mar en un promontorio ocupado por una iglesia muy particular, espero que Alberto inserte alguna foto. Rampas, escaleras y flores que destacan entre los muros blancos y las puertas y ventanas de todos los colores. Terminamos en el “cafenío”, único establecimiento del puerto que digamos está tal cual, “sin arreglar”, ocupado por los mayores del pueblo que se toman un café griego, una cerveza o un ουζο mientras ven pasar la tarde. Nosotros nos apuntamos al ουζο με μεζέ, es decir, con tapina.
Vuelta al Capitán Teach y cena, preparada por Lola. Cómo se agradece una comida casera después de días de restaurante y pita. Luego, Alberto se retiró y Lola y yo quedamos charlando un buen rato, disfrutando de una tranquila noche de verano. No sé por qué yo casi no dormí esa noche.
Cuando nos levantamos al día siguiente, Alberto ya tenía preparado el plan del día: Alónnisos. Después de uno de esos inolvidables desayunos con los que Lola nos alegra las mañanas, nos hacíamos a la mar, como aquella otra vez y con el mismo destino. Superada ya del todo mi intranquilidad y después de hora y media de navegación, atracamos sin ningún problema en Patitiri. Este puerto es algo más feo que el anterior, pero sorprende el verdor de la isla y el azul del mar. Los pinos o las sabinas llegan hasta la orilla y el agua es absolutamente transparente, muy limpia.
Esta isla junto a otras seis más pequeñas y 22 islotes deshabitados forma parte del Parque Marino de Alónnisos en las Esporadas Septentrionales, creado en 1992 para proteger un ecosistema con especies en vías de extinción como la tortuga caretta, el halcón de Eleonor, la gaviota Audouin o las focas monje. Es una reserva de aproximadamente 2.200 kilómetros cuadrados de extensión. La caliza domina la superficie de las islas. Las laderas empinadas cubiertas de vegetación y las cuevas subaéreas y submarinas son sus principales características. Los fondos marinos han de ser espectaculares.
En el primer paseo, gracias a Drako, nos encontramos a una chica de Santander que acababa de llegar para trabajar como monitora o acompañante en actividades de buceo.
Al día siguiente Alberto nos llevó a la cercana bahía de Votsi, según las guías “una de las más hermosas de la isla”, para fondear e iniciarnos a Drako y a mí en el uso de la zodiac. Con Drako lo consiguió y los dos disfrutaron del viaje y de la preciosa playa. Yo me arrugué, estaba tan a gusto en mitad de la bahía comentando con Lola la maravilla del momento… Después me arrepentí bañándome en la playa del pueblo, ni punto de comparación.
Decidimos volver a Skópelos para facilitar mi vuelta a Atenas al día siguiente. Espectacular el salmorejo con el que Lola nos obsequió a la llegada, tan bueno como el que nos había preparado en Kimi hace casi diez años.
No quiero terminar sin referirme a la interpretación de la nieta de Alberto de una de las Gimnopédies de Erik Satie. Verdaderamente espectacular para una niña tan pequeña. Sin duda la aplaudiremos en alguna sala de conciertos dentro de unos años. Además la composición parece estar inspirada en una danza griega para niños. Qué más se puede pedir.
En una noche de orbayu, en la sala de mi casa, donde vosotros estuvisteis no hace mucho, recuerdo la luz de Grecia, los desayunos y los vinos de media mañana con vosotros, la tranquilidad que se disfruta en el mar al navegar de una isla a otra con un inmejorable capitán, las comidas que hicimos fuera del barco y por la noche, esos momentos que pasé con Lola hablando de nuestras cosas, con Drako durmiendo a pierna suelta. Inolvidables. A ver, casi todo fueron luces, pero también hubo alguna sombra. Por ejemplo el mal rato que pasé cuando creí estropear el mecanismo del retrete o el respeto que me imponía la escala cada vez que pasaba. Como veis, el saldo abrumadoramente positivo.
Quiero agradeceros además de vuestra hospitalidad y el cariño con el que me tratasteis, la posibilidad de conocer esas dos islas, Skópelos y Alónnisos, la 23 y la 24 para mí. Me supo a poco, creo que se me merecen otra visita, esta vez con coche o “dando la patuca”.
Vosotros seguís vuestro viaje hacia el norte y llegaréis a Limnos, nuestra isla del alma. Allí pasábamos más de un mes cada verano cuando los niños eran pequeños, viajábamos con cuna, silla, calientabiberones, pañales, en fin el ajuar completo. Incluso un verano llegamos tres y volvimos cuatro. También algunos de aquellos amigos ya no están, pero otros sí. Avisadme cuando lleguéis a Mírina. Nombre de hija de rey. Salud y buenos vientos.
Gracias Mabel por estar con nosotros