12-12-2018, 07:45 PM
Una hermosísima película, que recomiendo a quien no la conozca: El señor Ibrahim y las flores del Corán.
El consejo del viejo al joven - no cuento más para no destriparla-: "el secreto de la vida es la lentitud". La prisa no solo parece que nos acelere a nosotros, sino también al mismísimo tiempo. Una habilidad esencial en la vida es saber atrapar el instante, en él se esconde la eternidad; no se detiene el tiempo, mejor aún, puede salirse de él y así lograr que ese instante deje de serlo, algo breve , efímero. Permanecer ahí es algo que se puede practicar navegando, tal vez mejor que en ningún otro lugar. Hubo una ocasión que intento revivir cuanto puedo, navegando sólo, a un par de millas al norte del cabo Peñas. Había una bruma que no llegaba a ser niebla, que difuminaba la costa y por momentos la hacía desaparecer. Tal vez fuese ilusión mía, pero diría que también apagaba un poco los sonidos de la escena, el chapoteo del agua en la amura, algún gualdrapeo de velas amolladas, la mínima brisa, apenas suficiente para el avance... Entré a la cabina y puse un CD. Philip Glass, "façades", el tema perfecto para ese instante y, como por magia, la eternidad me acogió, me sacó del tiempo, irreal, cotidiano y me reveló a mí también el secreto de la vida.
El consejo del viejo al joven - no cuento más para no destriparla-: "el secreto de la vida es la lentitud". La prisa no solo parece que nos acelere a nosotros, sino también al mismísimo tiempo. Una habilidad esencial en la vida es saber atrapar el instante, en él se esconde la eternidad; no se detiene el tiempo, mejor aún, puede salirse de él y así lograr que ese instante deje de serlo, algo breve , efímero. Permanecer ahí es algo que se puede practicar navegando, tal vez mejor que en ningún otro lugar. Hubo una ocasión que intento revivir cuanto puedo, navegando sólo, a un par de millas al norte del cabo Peñas. Había una bruma que no llegaba a ser niebla, que difuminaba la costa y por momentos la hacía desaparecer. Tal vez fuese ilusión mía, pero diría que también apagaba un poco los sonidos de la escena, el chapoteo del agua en la amura, algún gualdrapeo de velas amolladas, la mínima brisa, apenas suficiente para el avance... Entré a la cabina y puse un CD. Philip Glass, "façades", el tema perfecto para ese instante y, como por magia, la eternidad me acogió, me sacó del tiempo, irreal, cotidiano y me reveló a mí también el secreto de la vida.