Para no liar los temas intentaré describir someramente la travesía prevista y la real con mi Etap 26 i para su traslado desde la costa vasca hasta la Ría de Ares.
Después de cerrar el acuerdo, me puse a preparar el traslado desde Bermeo hasta Galicia. Después de recabar consejos de varios amigos navegantes me puse a la tarea de compilar lo necesario para realizar esta travesía (mi primera como armador) teniendo en cuenta nuestra experiencia (un amigo tan loco como yo) y los medios disponibles.
Lo primero es que el barco estaba navegando habitualmente y todos los sistemas parecían funcionar correctamente, así que en principio añadiría básicamente repuestos ( filtros, correas, cabos, material de reparación de velas mas herramientas y tester) material de seguridad (chalecos inflables con arnés, ropa de aguas, navajas , linternas, luces de chaleco, silbatos etc..)y publicaciones que creí necesarias (derroteros, cartas imray más información de todos los posibles puertos de recalada en la ruta que había compilado entre navily, foros y guías)
Como en principio disponíamos de tiempo suficiente dejé las posibles etapas pendientes de la meteo.
Aproveché la sacada del agua previa a la firma para poder llevar casi todo el material y dejarlo a bordo, dejando solo el avituallamiento y pequeñas compras para hacer antes de la partida.
A todo esto decir que la fecha más propicia por temas de agenda era mediados de junio, así que se planeó para esos días.
El día previsto llegamos con el coche de alquiler a Bermeo después de recoger a mi amigo y tripulante y procedimos a llenar tanques y añadir 60 litros más de combustible en garrafas, mas poner a punto los medios de navegación (plotter del barco mas navionics y gps portátil con cartas garmin) y comunicación ( emisora fija antediluviana que venía con el barco mas mi portátil icom y otra portátil también del antiguo propietario)
Una vez arranchado el barco preparamos velas ( un gennaker enrollable que se usa para vientos ligeros, el foque autovirante que es de bastante gramaje y más parece una trinqueta y la mayor, ya bastante usada pero también de mucho gramaje y con dos rizos) y visto el tiempo que hay salimos con foque y dos rizos en la mayor ( siempre hay tiempo de sobra para quitarlos si el viento baja)
En cuanto doblamos el espigón ya nos muestra 25 nudos el equipo de viento, presagio de lo que nos esperaba la travesía. 12 de junio y comienza el viaje.
Con viento de SW comenzamos la ruta con una ola corta y bastante movimiento. A pesar de tomar las biodraminas, mi compañero empieza pronto a sentirse mal y aunque afortunadamente no es un mareo fuerte si que me deja el resto de la tarde a solas con el barco.
Realmente disfruto mucho de la navegación y estas primeras horas se me pasan rapidísimo, simplemente ciñendo más o menos y con rumbo a Santander. No hacemos mala velocidad pero el viento es fuerte y los roles son siempre a peor. Las previsiones eran más favorables con SW, SSW pero supongo que los efectos de estas costas tan escarpadas harán complicado computar los roles locales. Hay que decir que al final pesó más la fecha que la meteo, y no se apreciaba por ningún lado los nordestes que tan apreciados nos eran para la ruta.
La maniobra es una delicia para un novato como yo, ya que al alcance de la mano está situado el carro de la mayor, winches, el plotter y todas las drizas y escotas, permitiendo ir ajustando todo en mi limitado conocimiento ( aunque la vela ligera me ha sorprendido por lo que me ha enseñado). El autovirante y la mayor relativamente pequeña hacen que las viradas sean coser y cantar, e incluso trasluchar se hace fácil.
Una vez recuperado parcialmente mi amigo nos damos un relevo y preparamos algo de comer, mientras el viento empieza a caer hasta casi cesar completamente al final del día. He quitado rizos y desplegado el gennaker pero al final arrancamos el motor y continuamos toda la noche, sin forzar porque todavía no tengo confianza en ponerlo al 100% hasta que no esté en mi puerto De todas maneras casi 4 nudos con un poco de mar de fondo no está mal y seguimos camino. Hasta ahora todo funciona perfectamente y podemos dormir cómodamente en el salón, sin mucho ruido y sin humedad ni condensación nocturna.
Hasta ahora todo marcha bien y, con el motor en marcha no me preocupa el consumo de las luces de navegación (incandescencia como en el Tenzee, gracias Caribdis) tengo planeado cambiarlas cuanto antes y por lo demás el plotter es muy sencillo (dragonfly) y no hay nevera ni otros consumos raros. La batería muestra un voltaje correcto y llegamos al amanecer descansados y listos para un nuevo día. Es mi primera navegación nocturna y realmente aprecio la belleza del ocaso y del amanecer extraordinarios que nos muestra la naturaleza. La gestión del sueño no es un problema de momento ya que estamos acostumbrados a dormir por periodos breves, por lo que por esa parte estoy tranquilo.
Me preocupa más el pronostico pues los vientos van a seguir de SW y hasta ahora hemos tenido solo rumbo directo a motor, haciendo bordos largos a vela.
Si seguimos así cuento con llegar a Gijón al anochecer, pero tenemos vientos más flojos que vuelven a caer al anochecer, teniendo que arrancar el motor nuevamente y navegar por una balsa de aceite hasta la arribada.
Con los nervios lógicos de la primera recalada pero con la tranquilidad de haberla preparado enfilamos el puerto en un amanecer perfecto, sin viento ni mar de fondo. Una gozada. Lo tomamos con calma y vamos despacio y con buena energía, realmente disfruto mucho y una gran sonrisa adorna mi rostro. Después de tantas preocupaciones, preparativos y kilómetros, muchos kilómetros, por fin siento la recompensa de tener mi propio barco.
Las primeras incidencias ya no tardaron en aparecer, y la que más me fastidió fue la de perder el plotter. En la foto anterior ya se ve que la posición no es lo más resguardadada posible y, durante una maniobra debí enganchar algún cabo en el equipo y, aunque aparentemente no se daó el conector ni la pantalla, ya no fui capaz de encenderlo. En los pines sólo detecté un voltaje residual de 0,5v y aunque miré en el panel y en la conexión no fui capaz de encontrar el supuesto fusible que debería estar instalado. El interruptor funcionaba así que lo dejé para más adelante (sigo sin saber que le pasa y hasta que vuelva al barco no podré revisarlo a conciencia, suponiendo que no se haya frito el dragonfly)
Otra cosa producto de las prisas de última hora es que cogí un cargador de móvil que en vez de usb normal tiene el tipo C para conectarlo al transformador de 220, así que no pude cargar el móvil con las tomas del barco durante ese tiempo (menos mal que mi amigo llevó una bateria con inversor a 220v y lo pude enchufar allí) Primera tarea en Gijón, comprar un cable adecuado para ya dejarlo permanente en el barco, mas pilas de repuesto para gps y linternas.
Durante todo el día estuvo soplando el viento fuerte que pronosticaban las previsiones, y no parecía que fuera a amainar durante la jornada siguiente. La verdad es que el pronóstico no era favorable en los próximos dos días pero imprevistos familiares obligaban a que mi amigo debiera estar antes de tiempo en Galicia. Como siempre, el ir contra el tiempo siempre trae problemas y lo veremos más adelante. Lección aprendida pero está claro que no me quería quedar colgado en Gijón sin tripulante, así que buscamos una ventana en el viento y decidimos salir de madrugada, esperando que la previsión (seguía de SSW SW y luego W) nos permitiera avanzar algo e ir buscando llegar a Galicia donde los vientos nos serían más favorables que si esperásemos un cambio.
Revisados niveles, rellenado el depósito y susrtidos de pilas, comida fresca y un cable de cargador nos fuimos a dormirun poco.
Desde luego que muchas ideas pasan por la cabeza de un patrón primerizo como yo, y una que quería instaurar como costumbre era salir siempre de puerto con las velas ya preparadas para izar, en caso que fuera necesario pero también para evitar trabajos a proa en lo posible. Estando todavía en el canal de salida con la Osa a babor, la alarma de temperatura del motor empezó a sonar por lo que bajé inmediatamente y al abrir el compartimento motor vi que había empezado a tirar refrigerante por el venteo del tapón del intercambiador (Volvo penta MD2010B). Izamos velas y paré el motor (tenía que haberlo dejado al ralentí pero preferí dedicarme a salir a vela del puerto y mirarlo con más calma una vez amanecido)
Una vez que salimos del puerto con rumbo al Cabo de Peñas y ya de día me puse primero a limpiar la sentina y después comprobé niveles y rellené de refrigerante el intercambiador (No tiene vaso de expansión y si te pasas un poco ya lo escupe cuando se calienta) El tapón ya tenía mala pinta así que limpié todo bien, comprobé que la correa no patinaba y, sabiendo que la bomba de agua salada estaba perfectamente empecé a rascarme la cabeza con qué podía ser el probema. Arranqué el motor de nuevo y al ralentí no hubo problema ninguno, flujo en el escape, intercambiador templado a la mano y cero escapes, así como ausencia de ruidos.
El motor se había comportado impecablemente durante las dos noches que lo usamos y a 2500 rpm funcionaba como un reloj, por lo que teneiendo en cuenta que el anterior propietario había cambiado el codo de escape por uno inox y limpiado el circuito, me incliné a pensar en el tapón o en el termostato.
Con estos pensamientos le di el relevo a mi amigo y empezamos a sentir el viento fuerte de SW junto con la mar formada después de dos días soplando.
Cuanto más nos acercábamos a Peñas más subía el viento y la mar. Habíamos salido ya con dos rizos y el autovirante (el gennaker ya no volvería a usarse) y empezábamos a dar pantocazos
COn la mar ya bastante encrespada y vientos sobre los 25 nudos se le empezaba a hacer difícil al barco el progredsar, y el viento cada vez rolaba más a W puro. Con buena dosis de positividad achacaba el role al efecto del cabo (estaba equivocado en la dirección auqnue no en el incremento de velocidad) y seguíamos ciñendo y empezando a dar pantocazos.
Viendo que la cosa no mejoraba decidí dar media vuelta y buscar un respiro más cerca de Luanco para ver que hacíamos, volver a Gijón, parar en Luanco Candás o continuar.
El socaire de la costa rebajaba bastante el mar y mientras volvía a descargarme las últimas previsiones pasó un velero pegado a la costa a todo trapo (un 35 pies calculo) que pasó entre la Gaviera y los Merendálvarez (o eso me pareció a mi porque desapareció detras de las rompientes) y que luego dio la vuelta al cabo de una hora para pasar por el mismo punto. Mientras peleábamos de nuevo con pasar el Cabo me pareció una estampa realmente bella, lástima de no llevar una cámara buena
Después de discutir las opciones que teníamos decidimos intentar de nuevo doblar el cabo, y gracias a que el viento amainó un poco lo conseguimos sin problemas, pero el viento seguía siendo WSW lo cual nos obligaba a ceñir contra una mar incómoda. Pantocazo tras pantocazo fuimos progresando cara el oeste. El barco se comportaba bien y a media tarde ya continuábamos sólo con un rizo y el autovirante. Se hacía bastante fatigoso y el avance no era mucho, ya que el mar seguía entre marejada y marejadilla y el viento entre 15 y 20 nudos con rachas de 25 (el primer intento en Peñas el equipo de viento marcaba todo el rato 25 o más)
A pesar del movimiento conseguíamos hacer té y café y, con el interior tan compacto, nos movíamos relativamente bien dentro (siempre hay un asidero). Nos habíamos puesto los chalecos y los arneses y estábamos atados todo el tiempo ya (el meneo en un 26 pies es considerable)
Aprovechamos los largos bordos para descansar y yo estuve revisando en lo que pude la instalación eléctrica del plotter, sin éxito.
También me io tiempo a volver a encender el motor y volver acalentarlo, esta vez no paré el motor e intenté aliviar la presión del circuito girando el tapón a la posición de venteo, pero creo que el tapón ya había dado todo de sí y no aguantó en dicha posición, salpicando de vapor y refrigerante todo el compartimento, además del tambucho y las cortinas de la mesa de cartas. Afortunadamente me había protegido el brazo con trapos y el tapón también lo tenía debajo de varias capas, por lo que las quemaduras fueron leves y sólo en la mano. Procedí a rellenar el circuito poco a poco mientras el motor seguía al ralentí y en pocos segundos la temperatura volvió a ser normal y la chicharra cesó de marearnos. Una vez limpiado el interior, aplicada crema para quemaduras (la había metido en el equipaje el día antes de la partida) y verificado que no había fugas y que el motor al ralentí no se calentaba más, lo apagamos y seguimos ciñendo y dando pantocazos (es sorprendente la extraordinaria diferencia en movimiento entre putnos tan cercanos como la brazola y el compartimento motor. Podía tener el circuito sin el tapón que no se vertía ni gota con los pantocazos mientras que afuera la posición era ciertamente incómoda)
Al poco de anochecer me fui a dormir mientras mi amigo quedaba de guardia, con las luces de navegación encendidas y el voltímetro marcando unos 12,2 v. Si que note un poco tenues las luces interirores pero lo achaqué a la suciedad de la nuebe de refrigerante, puesto que todavía había restos fuera del compartimento motor.
Bien acurrucado en el salón y gracias a la escora (poca pero suficiente) pude dormirme rápidamente mientras seguíamos progresando lentamente, con un bordo hacia afuera que parecía interminable. Dejé a mi amigo con el gps portátil y la indicación de intentar bajar del 290 en todo momento (el viento nos hacía derivar bastante y aunque marcaramos 290 realmente ibamos ganando más bien 310-320).
Después de 2 horas de sueño profundo me despierto sin alarma y lo primero que noto es una oscuridad más acentuada que al irme a dormir. En cuanto me asomo me doy cuenta que no funcionan las luces de navegación ni las de los instrumentos, estamos sin voltaje.