Como para no estar orgulloso de ser Gallego:
El Tercio de Gallegos
A principios del siglo XIX, cuando la Ciudad de Buenos Aires fue invadida por tropas británicas, un grupo de gallegos crearon un regimiento, cuyo protagonismo excedió el plano de lo puramente militar, contribuyendo a la gestación de Argentina como nación
Vencida la flota franco-española en Trafalgar, el Imperio Británico queda dueño de los mares, teniendo como objetivo conquistar las más destacadas posesiones españolas de ultramar. Así, en junio de 1806, una expedición militar británica comandada por el general John Beresford, desembarca en Buenos Aires. El virrey del Río de la Plata, en una decisión que le costaría un merecido ostracismo, resuelve huir con su familia y los caudales, dejando orden de rendir la plaza a discreción. Con sus banderas desplegadas, a paso marcial y al son de las gaitas y tambores del 71º Regimiento de "Highlanders" de Escocia, toman la ciudad. La impotencia contenida del pueblo de la capital rioplatense, se desata en la furiosa jornada del 12 de agosto cuando, liderados por el capitán de navío Santiago de Liniers, se reconquista la ciudad a sangre y fuego. El pueblo alzado en armas de una lejana aldea de ultramar, había dejado claro que, ni con las armas de la más poderosa fuerza militar de la época se quebraría su dignidad.
Conocida la intención británica de volver a saldar la deuda, el nuevo virrey Liniers, resuelve la creación de un ejercito voluntario destinado a la Defensa de estos territorios. Así nace el germen de lo que luego sería el Ejército Argentino: La Legión de Patricios Voluntarios Urbanos, Arribeños, Húsares de Pueyrredón, entre los regimientos americanos. Ese mismo 17 de septiembre de 1806, se formaba el Tercio de Voluntarios Urbanos de Galicia - o Tercio de Gallegos -. Era designado como Comandante, el ingeniero voluntario del Ejército, D. Pedro Cerviño. Alma Mater del regimiento y Primer Director en funciones de la Escuela de Náutica de Buenos Aires, fundada en 1799, por el Padre Intelectual de Argentina, el abogado porteño, D. Manuel Belgrano.
Esos 600 hombres básicamente surgen de dos instituciones: la "Congregación del Apóstol Santiago el Mayor, de Hijos y Oriundos del Reyno de Galicia" y la Escuela de Náutica, cuyo director fue el creador y comandante del Tercio, el ya mencionado ingeniero gallego Pedro Antonio Cerviño. En esta institución se impartía instrucción militar, ya que en ese momento los mercantes estaban artillados por los ataques de los piratas, por lo cual también se lo puede considerar el primer colegio militar de Argentina.
La larga tradición marinera del pueblo gallego hizo que la Escuela de Náutica se encontrara realmente acaparada por personas de ese origen o de sus descendientes. Por eso, entre los profesores y alumnos que secundaron a Cerviño se destacaron como los más notables, el vice director, Juan Carlos O'Donnell Figueroa, nacido en Galicia pero con ascendencia irlandesa; los cadetes Bernardino Rivadavia, quien posteriormente fue el primer presidente argentino en 1826 - que además era familiar de Benito González Rivadavia, uno de los fundadores de la Congregación del Apóstol Santiago e integrante del Tercio -, y Lucio Norberto Mansilla, criollo de origen gallego, que luego cruzó los Andes con el General San Martín y después comandó las tropas en batalla más significativa de la soberanía argentina: el combate de la Vuelta de Obligado.
En cuanto a la Congregación del Apóstol Santiago, que se había constituido en 1787, aportó la gran mayoría de hombres que integró el Tercio y también el segundo comandante, José Fernández de Castro. En las banderas de aquellos voluntarios figuran los símbolos del estandarte de la Congregación. Esta agrupación, que unía a los gallegos en Buenos Aires, era una organización que prestaba ayuda, con lo cual probablemente sea la primera institución mutual gallega en el exterior, algo para tener muy en cuenta dada la notable trascendencia que la emigración ha tenido por siglos en el pueblo gallego.
Tanto la Escuela de Náutica, como la Congregación del Apóstol Santiago, constituyen dos instituciones que también fueron protagonistas de esta historia, pero nos referimos a ellas con más detenimiento en otros artículos que próximamente aparecerán en Sitio al Margen.
Banderas del Tercio de Gallegos
Para el 20 de septiembre el Cabildo aprueba el reglamento de esta unidad, en el que se destaca que sus comandantes y oficiales eran elegidos democráticamente por la tropa. Otro aspecto para tener en cuenta, y que surge de una notificación que Fernández de Castro envía al Cuartel General de Armas, era la consideración acerca de la buena instrucción que demostró, desempeñándose con solvencia e idoneidad, con la clara especificación que nunca colaboró ningún militar de la guarnición de Buenos Aires. Así se hacen 8 compañías de fusileros y una de granaderos, estos últimos eran los encargados de tirar granadas para romper las paredes o los cercos y que pudiera pasar el resto de la tropa.
Una acontecimiento anecdótico, pero que revela una incoherencia en la organización militar de Buenos Aires, fue denunciado por líderes del Tercio de Gallegos. Se ordenó que las armas y municiones se guardasen en el arsenal de armas de los cuarteles y las llaves quedaran en manos del Cuartel Maestre General de Armas, con el argumento de disminuir el delito y los problemas que generaba la soldadesca cuando se emborrachaba. La disposición desvirtuaba el carácter de milicias urbanas que tenía la fuerza militar de la ciudad, ya que los soldados-vecinos necesitaban pasar por el cuartel a buscar sus propias armas cuando se los convocara.
Bandera coronela del Tercio de Gallegos (1806)
Desembarcan nuevamente en Buenos Aires 12.000 hombres de la más selecta y experimentada tropa inglesa, vaciando las entrañas de la más grande flota que jamás surcara las aguas del "Río Color de León". A paso forzado se dirigen a la capital.
Luego de una escaramuza a las puertas de la ciudad, el 5 de julio amanece con el estrépito de los 36 cañonazos de bala que marcaban, a una vez, la orden de marcha, la intimación de ceremonia y el anuncio de una carnicería que envolvería a todo el pueblo.
Desde la primera a la ultima contienda, los 600 hombres del Tercio de Gallegos desplegaron su valor y patriotismo. Detrás de sus banderas con el Escudo del Reyno de Galicia y la Cruz del Apóstol Santiago, y tras los acordes de sus gaitas (tomadas al 71º de Highlanders), riegan la ciudad con su sangre, cubriéndose de gloria en el Retiro donde logran romper un cerco británico que los multiplicaba en número, con el ultimo cartucho y a bayoneta calada. Finalmente, el ultimo bastión inglés también se rinde a manos de un capitán del Tercio de Gallegos.
En 1995, luego de un injusto sueño bicentenario, la Escuela Nacional de Náutica donde viera la luz, recupera la Gloriosa Historia del Tercio de Galicia, designándolo Guardia de Honor Oficial de esta prestigiosa academia marítima, y luciendo sus uniformes, banderas, armas e instrumentos.
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Desde entonces participa en todo tipo de eventos oficiales y públicos, culturales, históricos y académicos, a lo largo de toda la extensa geografía argentina, e incluso en España. Su historia y actuales actividades son difundidas en todo el mundo, a través de distintos medios (libros, revistas especializadas, notas televisivas, radiales, gráficas, Internet, conferencias, jornadas, recreaciones de batallas, etc.). Asimismo, ha recuperado la consideración merecida, habiendo sido condecorado con la "Medalla de Buenos Aires" (Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires); la Medalla de Oro "Distinción al Valor en Defensa de la Patria" (Hble. Congreso de la Nación Argentina) y la Medalla de Plata de Galicia (Xunta de Galicia).
Desde su recreación, el Tercio de Gallegos ha contado con la inestimable colaboración y estímulo de la Escuela Nacional de Náutica, la Armada Argentina, la Xunta de Galicia, las Diputaciones Provinciales de Galicia, sus Ayuntamientos, así como de todas las instituciones que conforman la Comunidad Gallega de Argentina. Sin estos auspicios, la enorme tarea de revivir para las generaciones futuras, dos siglos de historia, hubiera sido completamente imposible.
Hoy el Tercio de Gallegos, compuesto por oficiales y cadetes de la Escuela Nacional de Náutica, es el más digno referente del férreo e inalterable compromiso de los gallegos y los marinos mercantes para con la Nación Argentina, desde aun antes del propio nacimiento de la Patria
En el reglamento del Tercio de Gallegos, aprobado el 20 de enero de 1806, podemos leer: "Que este cuerpo tendrá el nombre de Tercio de Voluntarios de Galicia, y dos banderas; la una con el escudo de las Reales Armas de Castilla y León por un lado, y por el otro la Cruz Roja de Santiago, Patrón de las Españas; y la otra con las del Reino de Galicia por un lado y por el otro las de esta Ciudad de Buenos Aires..."
(Artículo extraído de la web: https://galicia.swred.com)
El Tercio de Gallegos
A principios del siglo XIX, cuando la Ciudad de Buenos Aires fue invadida por tropas británicas, un grupo de gallegos crearon un regimiento, cuyo protagonismo excedió el plano de lo puramente militar, contribuyendo a la gestación de Argentina como nación
Vencida la flota franco-española en Trafalgar, el Imperio Británico queda dueño de los mares, teniendo como objetivo conquistar las más destacadas posesiones españolas de ultramar. Así, en junio de 1806, una expedición militar británica comandada por el general John Beresford, desembarca en Buenos Aires. El virrey del Río de la Plata, en una decisión que le costaría un merecido ostracismo, resuelve huir con su familia y los caudales, dejando orden de rendir la plaza a discreción. Con sus banderas desplegadas, a paso marcial y al son de las gaitas y tambores del 71º Regimiento de "Highlanders" de Escocia, toman la ciudad. La impotencia contenida del pueblo de la capital rioplatense, se desata en la furiosa jornada del 12 de agosto cuando, liderados por el capitán de navío Santiago de Liniers, se reconquista la ciudad a sangre y fuego. El pueblo alzado en armas de una lejana aldea de ultramar, había dejado claro que, ni con las armas de la más poderosa fuerza militar de la época se quebraría su dignidad.
Conocida la intención británica de volver a saldar la deuda, el nuevo virrey Liniers, resuelve la creación de un ejercito voluntario destinado a la Defensa de estos territorios. Así nace el germen de lo que luego sería el Ejército Argentino: La Legión de Patricios Voluntarios Urbanos, Arribeños, Húsares de Pueyrredón, entre los regimientos americanos. Ese mismo 17 de septiembre de 1806, se formaba el Tercio de Voluntarios Urbanos de Galicia - o Tercio de Gallegos -. Era designado como Comandante, el ingeniero voluntario del Ejército, D. Pedro Cerviño. Alma Mater del regimiento y Primer Director en funciones de la Escuela de Náutica de Buenos Aires, fundada en 1799, por el Padre Intelectual de Argentina, el abogado porteño, D. Manuel Belgrano.
Esos 600 hombres básicamente surgen de dos instituciones: la "Congregación del Apóstol Santiago el Mayor, de Hijos y Oriundos del Reyno de Galicia" y la Escuela de Náutica, cuyo director fue el creador y comandante del Tercio, el ya mencionado ingeniero gallego Pedro Antonio Cerviño. En esta institución se impartía instrucción militar, ya que en ese momento los mercantes estaban artillados por los ataques de los piratas, por lo cual también se lo puede considerar el primer colegio militar de Argentina.
La larga tradición marinera del pueblo gallego hizo que la Escuela de Náutica se encontrara realmente acaparada por personas de ese origen o de sus descendientes. Por eso, entre los profesores y alumnos que secundaron a Cerviño se destacaron como los más notables, el vice director, Juan Carlos O'Donnell Figueroa, nacido en Galicia pero con ascendencia irlandesa; los cadetes Bernardino Rivadavia, quien posteriormente fue el primer presidente argentino en 1826 - que además era familiar de Benito González Rivadavia, uno de los fundadores de la Congregación del Apóstol Santiago e integrante del Tercio -, y Lucio Norberto Mansilla, criollo de origen gallego, que luego cruzó los Andes con el General San Martín y después comandó las tropas en batalla más significativa de la soberanía argentina: el combate de la Vuelta de Obligado.
En cuanto a la Congregación del Apóstol Santiago, que se había constituido en 1787, aportó la gran mayoría de hombres que integró el Tercio y también el segundo comandante, José Fernández de Castro. En las banderas de aquellos voluntarios figuran los símbolos del estandarte de la Congregación. Esta agrupación, que unía a los gallegos en Buenos Aires, era una organización que prestaba ayuda, con lo cual probablemente sea la primera institución mutual gallega en el exterior, algo para tener muy en cuenta dada la notable trascendencia que la emigración ha tenido por siglos en el pueblo gallego.
Tanto la Escuela de Náutica, como la Congregación del Apóstol Santiago, constituyen dos instituciones que también fueron protagonistas de esta historia, pero nos referimos a ellas con más detenimiento en otros artículos que próximamente aparecerán en Sitio al Margen.
Banderas del Tercio de Gallegos
Para el 20 de septiembre el Cabildo aprueba el reglamento de esta unidad, en el que se destaca que sus comandantes y oficiales eran elegidos democráticamente por la tropa. Otro aspecto para tener en cuenta, y que surge de una notificación que Fernández de Castro envía al Cuartel General de Armas, era la consideración acerca de la buena instrucción que demostró, desempeñándose con solvencia e idoneidad, con la clara especificación que nunca colaboró ningún militar de la guarnición de Buenos Aires. Así se hacen 8 compañías de fusileros y una de granaderos, estos últimos eran los encargados de tirar granadas para romper las paredes o los cercos y que pudiera pasar el resto de la tropa.
Una acontecimiento anecdótico, pero que revela una incoherencia en la organización militar de Buenos Aires, fue denunciado por líderes del Tercio de Gallegos. Se ordenó que las armas y municiones se guardasen en el arsenal de armas de los cuarteles y las llaves quedaran en manos del Cuartel Maestre General de Armas, con el argumento de disminuir el delito y los problemas que generaba la soldadesca cuando se emborrachaba. La disposición desvirtuaba el carácter de milicias urbanas que tenía la fuerza militar de la ciudad, ya que los soldados-vecinos necesitaban pasar por el cuartel a buscar sus propias armas cuando se los convocara.
Bandera coronela del Tercio de Gallegos (1806)
Desembarcan nuevamente en Buenos Aires 12.000 hombres de la más selecta y experimentada tropa inglesa, vaciando las entrañas de la más grande flota que jamás surcara las aguas del "Río Color de León". A paso forzado se dirigen a la capital.
Luego de una escaramuza a las puertas de la ciudad, el 5 de julio amanece con el estrépito de los 36 cañonazos de bala que marcaban, a una vez, la orden de marcha, la intimación de ceremonia y el anuncio de una carnicería que envolvería a todo el pueblo.
Desde la primera a la ultima contienda, los 600 hombres del Tercio de Gallegos desplegaron su valor y patriotismo. Detrás de sus banderas con el Escudo del Reyno de Galicia y la Cruz del Apóstol Santiago, y tras los acordes de sus gaitas (tomadas al 71º de Highlanders), riegan la ciudad con su sangre, cubriéndose de gloria en el Retiro donde logran romper un cerco británico que los multiplicaba en número, con el ultimo cartucho y a bayoneta calada. Finalmente, el ultimo bastión inglés también se rinde a manos de un capitán del Tercio de Gallegos.
En 1995, luego de un injusto sueño bicentenario, la Escuela Nacional de Náutica donde viera la luz, recupera la Gloriosa Historia del Tercio de Galicia, designándolo Guardia de Honor Oficial de esta prestigiosa academia marítima, y luciendo sus uniformes, banderas, armas e instrumentos.
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Desde entonces participa en todo tipo de eventos oficiales y públicos, culturales, históricos y académicos, a lo largo de toda la extensa geografía argentina, e incluso en España. Su historia y actuales actividades son difundidas en todo el mundo, a través de distintos medios (libros, revistas especializadas, notas televisivas, radiales, gráficas, Internet, conferencias, jornadas, recreaciones de batallas, etc.). Asimismo, ha recuperado la consideración merecida, habiendo sido condecorado con la "Medalla de Buenos Aires" (Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires); la Medalla de Oro "Distinción al Valor en Defensa de la Patria" (Hble. Congreso de la Nación Argentina) y la Medalla de Plata de Galicia (Xunta de Galicia).
Desde su recreación, el Tercio de Gallegos ha contado con la inestimable colaboración y estímulo de la Escuela Nacional de Náutica, la Armada Argentina, la Xunta de Galicia, las Diputaciones Provinciales de Galicia, sus Ayuntamientos, así como de todas las instituciones que conforman la Comunidad Gallega de Argentina. Sin estos auspicios, la enorme tarea de revivir para las generaciones futuras, dos siglos de historia, hubiera sido completamente imposible.
Hoy el Tercio de Gallegos, compuesto por oficiales y cadetes de la Escuela Nacional de Náutica, es el más digno referente del férreo e inalterable compromiso de los gallegos y los marinos mercantes para con la Nación Argentina, desde aun antes del propio nacimiento de la Patria
En el reglamento del Tercio de Gallegos, aprobado el 20 de enero de 1806, podemos leer: "Que este cuerpo tendrá el nombre de Tercio de Voluntarios de Galicia, y dos banderas; la una con el escudo de las Reales Armas de Castilla y León por un lado, y por el otro la Cruz Roja de Santiago, Patrón de las Españas; y la otra con las del Reino de Galicia por un lado y por el otro las de esta Ciudad de Buenos Aires..."
(Artículo extraído de la web: https://galicia.swred.com)
"...Hay tres clases de Hombres; los Vivos, los Muertos, y los que navegan por la Mar..."
Anacarsis S.VII a.C