Mira que os gusta dicutir.
Está claro que en la diversidad tenemos diferentes símbolos, pero todos coincidimos en que somos iconoclastas, en que nos encanta atacar a los símbolos de los demás,
Disfrutamos más ofendiendo al otro que del sentimiento de pertenencia que encarna una bandera.
Yo acepto a todas, mientras estas no me ataquen a la mía. Puedo aceptar la religión musulmana, pero si un musulman dice que por ser ateo, me tienen que cortar la cabeza, pues amigo, mi vida antes que la suya y si puedo se la corto primero.
A lo largo de la historia se usó la religión para dividir a la gente, el duque de Orange o Enrique VIII no pensaban en la Fe, sino en manipular para tener las manos libres y no rendir cuentas a nadie.
Por eso, si alguien enarbola la bandera del ecumenismo que cuente conmigo, si alguien levanta la bandera del entendimiento también. Las demás no me interesan, ni creo que sea bueno darles demasiado importancia pues creo que precisamente esto es lo que buscan: la reacción.