Regreso a Escocia
Han pasado un par de semanas desde que dejamos las Feroe y aunque la temperatura ha subido unos grados más al sur, los frentes borrascosos no dejan de atormentarnos con su lluvia, nieblas y vientos del sur, el objetivo de que mi amigo Fermín desembarcase en Dublín no se va a poder cumplir por lo que elejimos la ciudad escocesa de Oban como lugar de salida, esto nos permitirá una navegación más tranquila y la visita a lugares con carisma dentro de las islas Hébridas.
Después de recorrer en tres días la isla de Harris, la más grande de las Hébridas exteriores y haber entrado en la población de Tarbert por el complicado acceso, en medio de una cerrada niebla ponemos proa a la isla de Skye, la más señalada de las Hébridas interiores y cuya propaganda la hace ser la más vistosa con una naturaleza salvaje de altas montañas, lagos y cascadas que dan al mar.
Hacemos escala en Portree, una de las villas más turísticas de la isla, tanto por tierra como por mar, todas las boyas de cortesía ocupadas, hemos de largar el ancla para visitar el pueblo y pasar el resto del día. Tampoco desdeñamos la pesca y aunque en la nevera aún queda bacalao de las Feroe, el marisco es abundante por estas islas y nos homenajeamos con unos buenos arroces y fideuás de cangrejos, nécoras y algún buey.
La isla de Skye está unida a la Escocia territorial por un puente, bajo el que al día siguiente tendremos que pasar, lo que facilita la llegada de visitantes. Nuestro objetivo es llegar al castillo de Eilean Donnan, un baluarte con una rocambolesca historia detrás, en la que el tercio Galicia, a principios del siglo XXVIII, fue el último ejército extranjero en batallar en suelo inglés y que se recoge en este
artículo de El Mundo.
Dormimos en las inmediaciones del castillo y por la mañana temprano seguimos nuestra andadura rumbo sur por un estrecho fiordo en que la corriente era particularmente violenta, casi cinco nudos hemos medido para llegar a pueblecito pesquero de Mallaig donde tiene su base una importante flota de arrastreros y barcos dedicados a la acuicultura salmonera.
Queríamos sol y ya lo tenemos en esta tregua anticiclónica de un par de días, pero que nos obliga a navegar a motor ante la ausencia de viento, hacemos singladuras de unas 5 horas diarias, de entorno a las 30 millas, siempre comprobando los horarios de las corrientes para que nos sean favorables en todo momento y así a saltitos hemos visitado además de Mallaig el bonito enclave de Tobermory donde estábamos no menos de cien barcos amarrados a boyas, antes de llegar a Oban, cuya nueva marina estrenamos, el año pasado cuando transitamos por este lugar la estaban montando.
Oban es la ciudad más populosa de la costa occidental escocesa y desde aquí Fermín tiene buenas combinaciones en bus para llegar a Edimburgo, desde donde volará a Bilbao y a mí me quedan unas jornadas, de nuevo en solitario, hasta Dublín, por unas costas ya conocidas el pasado año
Salud
Arrocito caldoso de marisco
Cascada en Skye
Portree
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Castillo de Eilean Donnan
Navegación por los fiordos escoceses
Mallaig