La subida hacia Fuerteventura, no estuvo clara hasta el último minuto, después de una noche movidita por una extraña mar de fondo que nos acunó toda la noche, hacemos gasoil en Puerto Rico en previsión de una buena motorada para lo que restaba de crucero.
De momento remontamos Gran Canaria a motor, sin tan siquiera izar velas, Arguineguin, Maspalomas, el viento va aumentando y girando en torno a la isla, siempre en la misma proa por lo que nos refugiamos en la dársena portuaria de Arinaga, no conocía este lugar y es muy recomendable el fondeo junto a una piscifactoría, que tiene pinta haber instalado recientemente en el mismo puerto, preparo una suculenta comida para templar ánimos y dos horas después izamos velas y nos disponemos a navegar como dios manda.
Pensaba desde Arinaga enfrentarnos a una ceñida rabiosa hasta Morrojable, pero Eolo nos ha dado una tregua, rolando más al norte, lo que me invita a hacer unas millas más a motor hacia el norte para ganar un poco más de barlovento y cruzar el canal con el viento a un descuartelar.
La jugada ha salido redonda, navegamos rápido rumbo a unas millas al sur de MorroJable en Fuerteventura, la corriente norte-sur también nos obliga a cerrar un poco el rumbo, pero el role del viento más al norte nos beneficia para poco a poco ir haciendo más rumbo directo.
Arribamos a la gran playa de MorroJable a media noche, hay algunos veleros ya fondeados y allí largamos el ancla, cena y a la cama, que el día ha sido intenso.
Al día siguiente una etapa cortita de solo 20 millas hasta Gran Tarajal motor a primera hora pero a medida que el sol va subiendo, un suave virazón entra para ya navegar a vela y por este lado de Fuerteventura la mar solo está rizada con lo que el Bahía navega rápido.
Me sorprende que a estas alturas de la temporada el puerto esté tan lleno pero pillamos una buena plaza, los servicios dejan bastante que desear aunque por 15€ no se puede pedir peras al olmo. Una excelente cena en la Cofradía de Pescadores y a dormir.
Navegar con mis amigos es bien diferente a cuando lo hago solo, son más dados de echar pie a tierra, cosa que me viene bien para salir de mi madriguera, ya que cuando navego solo mi mundo se circunscribe al Bahía.
Remontar la costa hacia el norte de Fuerteventura suele ser plácida, únicamente doblar la punta de Lantailla suele acelerar el viento lo que hace incómoda una decena de millas, pero hoy el viento escasea y navegamos a motor y vela, hasta que entra de nuevo el virazón y paramos el motor.
Se me ocurre, ya que navegamos cerca de la costa, entrar el el pequeño puerto del Castillo, unas millas al sur de Puerto del Rosario, la capital, me gusta reconocer lugares nuevos y saber como son los sitios, por si otro día cuadra hacer una parada en lugar de Gran Tarajal.
La marina no es grande pero hay sitio para nosotros, así que continuamos hacia el norte, cada vez con menos brisa a medida que avanza la tarde, queremos llegar a isla de Lobos todavía con sol para que los chicos se den un baño.
Para la última jornada ya solo restan una docena de millas hasta puerto Calero, así que desembarco a los chicos en Lobos para que vayan hacer un poco de turismo, yo les espero con mis cosillas a bordo y después de comer ponemos rumbo a puerto Calero, a puro motor en medio de una calma chicha, la cuña anticiclónica nos ha atrapado de lleno, pero el resumen es que ha sido un magnífico crucero de una semana en la que hemos recorrido 425 millas, nos hubiera gustado disponer de más días pero los quehaceres de los que todavía trabajan impiden demasiada holganza, y el motor ha sido muy necesario, unas 130 millas quemando gasoil, pero es lo que hay.
Y como una imagen vale más que mil palabras, ahí va el vídeo que he montado de la travesía canaria
Pronto otra navegada, esta vez con tripulación femenina, salú