21-09-2019, 11:58 PM
Cuando mi barco navegaba, y yo con él, nunca hice travesías a lugares lejanos, ni atravesé océanos ni nada de nada. Navegaciones de fin semana. Y gracias!!! Disfrutaba como no podéis imaginaros y soñaba con poder algún día modificarlo para que se acercara más a lo que yo deseaba, un velerín un poco más cómodo y un poco más seguro. Cuando podía salir sólo era el más feliz del mundo y os aseguro que lo último que pasaba y ha pasado nunca por mi cabeza es ser un gran navegante tal como lo habéis definido un poco más arriba, con miles de millas a la espalda y océanos atravesados y tormentas vencidas y superadas. No he sentido nunca la necesidad de superar todo eso y sentirme un grande entre los grandes. Como bien dice Vecino, todo eso no es necesario. Lo que siempre deseo, contantemente, es navegar, salir ahí, disfrutar de ese espacio tan especial, tan mágico, esa frontera entre dos universos tan azules a veces. Un barco, medio pez y medio ave, que logra sacarme de la rutina, de los problemas, de la estupidez humana, de lo accesorio, de lo práctico, y me sumerge en lo auténtico, en lo esencial e inútil, como todo lo importante. Ni sé lo que es ser un gran navegante, ni lo sabré nunca, ni tres narices me importa. Porque lo que quiero, lo único que quiero, es navegar. Si algún día llego lejos, pues muy bien, y si no, muy bien también, mientras pueda hacer lo que quiero.
He soñado leyendo a los clásicos solitarios, y he disfrutado mucho haciéndolo. Pero no por los lugares y las millas recorridas. Lo que envidiaba era poder sentir lo que a buen seguro ellos sintieron.
Cuando salgo con los amigos en sus veleros disfruto mucho, también lo hago cuando trabajo en el barco y veo como cada vez se parece más a lo que quiero y disfruto los progresos logrados. También disfruto conversando aquí y aprendiendo. Este foro es una bendición, un lugar de encuentro con otras almas gemelas, un oasis en el que podemos evadirnos por un momento de las obligaciones y las rutinas, y hablar de nuestra pasión. Podemos también hablar de otras cuestiones, por supuesto, o podemos no hacerlo, lo que quiera cada uno. Pero hablar sólo de lo que nos une a todos aquí y no tratar otros asuntos no significa necesariamente que nos sean ajenos esos problemas o esas cuestiones. Puede que incluso ocupen mucho tiempo de nuestra jornada o , más aún, que sean nuestra dedicación o nuestro trabajo. A lo mejor es esa la razón por la que aquí sólo queremos hablar de barcos y de navegaciones, quién sabe.
Lo que es indudable es que puede hablarse de cualquier asunto y proponer cada cual lo que estime conveniente. Que haya normas es totalmente comprensible y necesario. Y eso no significa cercenar las libertades, al contrario, es lo que las posibilita. Si juego al ajedrez y no respeto las reglas de juego, no estoy realmente jugando al ajedrez. La libertad no es mover las fichas como me dé la gana. La libertad es poder decidir las jugadas y mover las fichas como yo quiera, respetando las reglas, las normas. Sólo así siente uno la libertad y se hace responsable de ella. No se trata de temer ser denunciado por incumplir las normas, ni se trata cumplirlas por temor. Se trata, creo yo, de ejercer la libertad con responsabilidad.
He soñado leyendo a los clásicos solitarios, y he disfrutado mucho haciéndolo. Pero no por los lugares y las millas recorridas. Lo que envidiaba era poder sentir lo que a buen seguro ellos sintieron.
Cuando salgo con los amigos en sus veleros disfruto mucho, también lo hago cuando trabajo en el barco y veo como cada vez se parece más a lo que quiero y disfruto los progresos logrados. También disfruto conversando aquí y aprendiendo. Este foro es una bendición, un lugar de encuentro con otras almas gemelas, un oasis en el que podemos evadirnos por un momento de las obligaciones y las rutinas, y hablar de nuestra pasión. Podemos también hablar de otras cuestiones, por supuesto, o podemos no hacerlo, lo que quiera cada uno. Pero hablar sólo de lo que nos une a todos aquí y no tratar otros asuntos no significa necesariamente que nos sean ajenos esos problemas o esas cuestiones. Puede que incluso ocupen mucho tiempo de nuestra jornada o , más aún, que sean nuestra dedicación o nuestro trabajo. A lo mejor es esa la razón por la que aquí sólo queremos hablar de barcos y de navegaciones, quién sabe.
Lo que es indudable es que puede hablarse de cualquier asunto y proponer cada cual lo que estime conveniente. Que haya normas es totalmente comprensible y necesario. Y eso no significa cercenar las libertades, al contrario, es lo que las posibilita. Si juego al ajedrez y no respeto las reglas de juego, no estoy realmente jugando al ajedrez. La libertad no es mover las fichas como me dé la gana. La libertad es poder decidir las jugadas y mover las fichas como yo quiera, respetando las reglas, las normas. Sólo así siente uno la libertad y se hace responsable de ella. No se trata de temer ser denunciado por incumplir las normas, ni se trata cumplirlas por temor. Se trata, creo yo, de ejercer la libertad con responsabilidad.
Ítaca es el viaje