(20-03-2022, 10:47 AM)hopetos escribió: Si todas nuestras acciones tienen justificación en otros hechos pasados de la Historia, entonces está claro que toda la responsabilidad de lo que sucede es del primer homínido que alzó un hueso y lo empleó como arma contra un semejante.
Si no aceptamos esto, la Historia sirve para comprender y debería servir también para disuadir sobre determinadas conductas. Que este presente nuestro está sembrado de tiranos no se ha cuestionado aquí creo que por ninguno de los que hayamos intervenido. Que defenderse de una agresión física no lo considero violencia, lo postulo y lo mantengo. Y para argumentar al respecto basta que imaginemos que el flacucho de la embarcación que está siendo agredido físicamente ( esto SÍ es violencia) es uno mismo o, peor, un hijo o un ser querido. Si le dejamos morir a manos del otro para salvar la embarcación, poco sirve lo que va dentro, la verdad. Nos juzgamos a nosotros mismos por no remar ( lo que aquí defienden algunos) y dejar que el otro asunto siga su propio rumbo, pero no juzgamos a aquel que deja de remar para agredir, cuando de la agresión es el único responsable ( o lo es el homínido del hueso?). Tampoco defendemos abiertamente, con todas nuestras fuerzas posibles porque tenemos miedo a la catarata ( lógico) pero tendremos que ofrecer ayuda al agredido, toda la posible ( que se esté haciendo o no es cuestionable, como tantos aspectos), porque si no el bravucón creerá haber encontrado en la violencia la panacea para todas sus aspiraciones, y sabemos que otros remeros pueden ir detrás de ese y sufrir su mismo final. Hay que seguir remando y al tiempo no permitir ni la masacre ni la expansión del conflicto. No es fácil, el bravucón tiene armas que pueden abrir un enorme boquete y hacer que la embarcación se hunda, supongo que su propia vida le disuade - de momento- de llegar a ese extremo. Entre los remeros hay muchos que pueden hacer lo mismo, un calentón y un cruce de cables y pueden provocar la vía de agua. Y en todo este panorama lo triste es que hace tiempo que otros muchos remeros están siendo agredidos por otros bravucones, pero como no están cerca, parece que nos son más ajenos. Cuando en otra intervención dije que deberían importarnos todos lo mismo y que deberíamos poner el mismo empeño en evitar su sufrimiento alguien entendió que yo voy buscando expandir conflictos por todas la embarcación, y no era esa mi denuncia, sino la hipocresía que a muchos remeros nos acompaña, porque sólo cuando tenemos al bravucón cerca buscamos soluciones.
La prioridad ( cambiemos de piel por un momento) es parar la masacre sin hundir la embarcación. No sé cómo se puede hacer, pero si la solución es dejar que el bravucón destroce al flacucho, entonces tres cojones me importa ir a la catarata o que la embarcación se hunda.
La civilización ha creado herramientas de sobra para superar situaciones como las del bravucón y el flacucho, en la unión está la fuerza, y las sociedades han creado consejos de ancianos, tribunales, jueces de paz, árbitros, que juzgan las acciones y pueden decretar sanciones, multas, penas y policía, verdugos que hacen cumplir las sentencias.
Hay además una diplomacia que trata de suavizar los enfrentamientos y que busca el diálogo y los acuerdos.
La civilización (bonita palabra, que parece que nos queda bastante grande) en la que vivimos parece que no ha conseguido nunca llegar a proveerse más que muy parcialmente de esas herramientas. Hay bonitas declaraciones de derechos humanos por las que mucha gente ha luchado muy duramente que no son actualmente más que papel mojado.
Mojado y pisoteado por los bravucones de nuestro tiempo. La fuerza bruta sigue siendo el valor sólido por excelencia, como el dinero es más valioso y valorado que otros valores humanos como la honradez, la dignidad, la solidaridad y la coherencia.
Tenemos que reconocer que vivimos en un infierno, es un bello planeta, pero las condiciones de vida sobre él son globalmente degradantes, injustas. Igual que se habla a veces de estados fallidos, la nuestra es sin paliativos una civilización fallida, incapaz de cuidar de sus miembros.
La selva es más justa que nuestra sociedad. No hay animales que se defiendan con armas de agresión. Hay depredadores y depredados, si, pero un león no mata a la manada entera de ñúes, ataca a los más débiles y cumple su función de limpiador del ecosistema. Hay animales que se defienden siendo venenosos, si no te metes con ellos no pasa absolutamente nada. Los animales se camuflan, crean simbiosis, se reproducen como conejos...hay miles de tácticas de supervivencia que no implican agresión, son pura defensa.
Los animales con grandes cornamentas las usan en peleas rituales para ver quien se reproduce.
En nuestra infernal "civilización" la crueldad y la mentira están por todos lados, la cobardía se escuda tras un arma flamígera. Se exalta la estupidez porque permite manejar mucho mejor a las masas. Se simplifica la realidad para manipularla. Dentro de un abrumador ruído mediático es muy fácil silenciar lo que interesa silenciar.
A nuestra civilización le falta cordura, le falta justicia, solidaridad, le falta saber poner en su lugar a los parásitos, a los que se benefician del trabajo y del dolor ajeno.
Nada se soluciona con más de lo mismo. El fuego no se soluciona con más fuego, se soluciona con agua. El ruído no se soluciona con más ruído, se soluciona con silencio.