22-11-2021, 07:01 PM
Hacía tiempo que tenía previsto éste nuevo paseo hasta Galicia cuando aquél inoportuno cólico renal me mandó a boxes, pero como suelo decir todo llega y todo pasa y aunque sabemos que éstas fechas no son las mejores para navegar en el Cantábrico allá vamos aprovechando una ventanilla meteorológica, que si en principio auguraba al menos un día de navegación con vientos portantes del este, la realidad se quedó en aguas de borrajas.
Pensaba venirme solo hasta Galicia pero uno de los tripulantes del crucero de Malta a Ibiza, con el que hice buenas migas, estaba deseoso de conocer y navegar en el “tenebroso” mar Cantábrico, así que cuando le dí el ok, le faltó tiempo de coger un vuelo desde Ibiza a Bilbao para acompañarme en la travesía.
Todos los días previos estudiando los modelos meteorológicos con lo que decidí salir el jueves pasado rumbo a Santander aprovechando el viento vespertino del nordeste, 37 millas de las que solo pudimos aprovechar para navegar a vela un par de horas, de las seis que acostumbro en esa travesía, ya que con el sol también se acuesta la brisa.
La entrada en la bahía santanderina, para mí, es bien conocida pero con nocturnidad la única dificultad es que te cruces con un mercante que entre o salga, Murphy ha hecho acto de presencia poniéndonos uno en la misma salida, que mimetizado con las luces de la ciudad es imposible de verlo hasta que no estás encima, en estos momentos el AIS es una herramienta fundamental para no verte en un compromiso.
Una vez gestionado el carguero el fondeo nocturno en la conocida playa del Muerto junto a la escuela de vela de la península de la Magdalena, no tiene más dificultades que evitar las boyas de pequeñas embarcaciones que fondean allí en verano, luego una buena cena y a la cama pronto.
Salida temprano, aún de noche, con una meteo no demasiado favorable para nuestros intereses de navegar a vela, la ventolina insuficiente para mantener una navegación de seis nudos de media, que es lo que tenía en mente, así que navegación a vela y motor, eso sí cielo despejado con una temperatura fresquita en las primeras horas.
La mar en marejada con tendencia a ir bajando a lo largo del día y la temperatura en ascenso a medida que el sol ganaba en altura. Por lo demás no mucho que reseñar, pasar el rato entre charla y charla y mirar la carta para comprobar la actividad por los alrededores.
Es curioso que años atrás cuando hacía esta travesía había que mantener atención a los muchos pesqueros de bajura que faenaban la zona y que poco a poco la actividad ha ido menguando hasta llegar a la actualidad, en la que ver un pesquero ya es una excepción.
Con la mar en marejadilla y sin más quehaceres a bordo que recoger y sacar el foque para aprovechar la mínima brisa, siempre con el motor a unas revoluciones que permita hacer 6,5kt, me entretengo con la cocina preparando una buena comida y sesteando de vez en cuando, eso de llevar tripulante te permite ir más relajado.
La vista de las cumbres nevadas de Picos de Europa desde la distancia es un espectáculo, allí se distinguen los montes más emblemáticos, Naranjo de Bulnes, Llambrión, Peña Vieja, Peña Santa de Castilla y tantos otros que en mi juventud anduve por sus cumbres.
Cae la noche ya sobrepasando Lastres, y el faro de Peñas ya se ve en la lejanía, he dado un rumbo al cabo de un par de millas por eso de evitar artes de pesca que puedan estar caladas en su cercanía, como he visto en anteriores ocasiones, afortunadamente a media noche cuando lo hemos sobrepasado, ya me siento más tranquilo, ahora navegamos lejos de costa hasta alcanzar Estaca de bares, pero entonces será de día.
Las guardias nocturnas las hacemos de dos en dos horas, la noche más fresca aún que la anterior, pero bien abrigados y con luna llena se hacen muy llevaderas, únicamente el runrun del motor invade la espectacular noche, pero ya llevamos muchas horas y es como que ya no lo oyes.
Como suelo decir “amanece que no es poco” a la altura de Ribadeo, entramos en aguas gallegas y para las 10h ya estamos doblando la Estaca, con las aguas un poco más agitadas que las navegadas por la noche, en el tránsito del Cantabrico al Atlántico siempre hay un poco más de movimiento.
Con el día precioso no me pierdo a pasar cabo Ortegal por dentro de los espectaculares Aguillones y volar el dron, hay un poco más mar de fondo pero el paso es del todo franco por cualquiera de los dos pasos, un poco más estrecho junto al de los Tres Hermanos, espectacular.
Otra buena comida a bordo ya cerca de costa por los vistosos acantilados de San Andrés de Teixido, “a donde quién no va de morto va de vivo” como reza la leyenda popular.
Sin más historias que dejar la ría de Cedeira por babor, donde tengo el buen recuerdo de un tranquilo fondeo de casi un mes cuando nos tuvieron confinados a todos el año pasado. Desde cabo Prior hasta la entrada de la ría de ferrol, he detenido el motor apenas media mientras ha durado una brisa de 10 nuditos, vuelta al motor llegando a Sada a las 18h, justo a la hora prevista ya desde el día anterior.
Han sido 258 millas desde Bilbao en cuarenta y una y media horas, con solo dos horas y media solo a vela, una mala marca pero una nevegación tranquila en la he tenido un consumo de 120 litros de gasoil, hagan ustedes las cuentas.
Ahora unos días en Sada y el próximo salto hasta la ría de Vigo, que ya contaré, que navegar la costa da Morte, nunca me deja indiferente y menos en esta ocasión que habrá un poco de rasca
Salú
El monte Buciero protege la bahía de Santoña y Laredo
Entrada en la bahía santanderina a vista de AIS
La imagen de Picos de Europa desde el mar siempre muy vistosoa
Espectacular foto, tomada con el dron, de los Tres Hermanos, en los Aguillones de cabo Ortegal
El paso por los Aguillones de cabo Ortegal no deja de ser uno de los lugares más espectaculares de la costa cantábrica
A la llegada a Sada, pasamos por la gasolinera a recargar el combustible ya consumido
Pensaba venirme solo hasta Galicia pero uno de los tripulantes del crucero de Malta a Ibiza, con el que hice buenas migas, estaba deseoso de conocer y navegar en el “tenebroso” mar Cantábrico, así que cuando le dí el ok, le faltó tiempo de coger un vuelo desde Ibiza a Bilbao para acompañarme en la travesía.
Todos los días previos estudiando los modelos meteorológicos con lo que decidí salir el jueves pasado rumbo a Santander aprovechando el viento vespertino del nordeste, 37 millas de las que solo pudimos aprovechar para navegar a vela un par de horas, de las seis que acostumbro en esa travesía, ya que con el sol también se acuesta la brisa.
La entrada en la bahía santanderina, para mí, es bien conocida pero con nocturnidad la única dificultad es que te cruces con un mercante que entre o salga, Murphy ha hecho acto de presencia poniéndonos uno en la misma salida, que mimetizado con las luces de la ciudad es imposible de verlo hasta que no estás encima, en estos momentos el AIS es una herramienta fundamental para no verte en un compromiso.
Una vez gestionado el carguero el fondeo nocturno en la conocida playa del Muerto junto a la escuela de vela de la península de la Magdalena, no tiene más dificultades que evitar las boyas de pequeñas embarcaciones que fondean allí en verano, luego una buena cena y a la cama pronto.
Salida temprano, aún de noche, con una meteo no demasiado favorable para nuestros intereses de navegar a vela, la ventolina insuficiente para mantener una navegación de seis nudos de media, que es lo que tenía en mente, así que navegación a vela y motor, eso sí cielo despejado con una temperatura fresquita en las primeras horas.
La mar en marejada con tendencia a ir bajando a lo largo del día y la temperatura en ascenso a medida que el sol ganaba en altura. Por lo demás no mucho que reseñar, pasar el rato entre charla y charla y mirar la carta para comprobar la actividad por los alrededores.
Es curioso que años atrás cuando hacía esta travesía había que mantener atención a los muchos pesqueros de bajura que faenaban la zona y que poco a poco la actividad ha ido menguando hasta llegar a la actualidad, en la que ver un pesquero ya es una excepción.
Con la mar en marejadilla y sin más quehaceres a bordo que recoger y sacar el foque para aprovechar la mínima brisa, siempre con el motor a unas revoluciones que permita hacer 6,5kt, me entretengo con la cocina preparando una buena comida y sesteando de vez en cuando, eso de llevar tripulante te permite ir más relajado.
La vista de las cumbres nevadas de Picos de Europa desde la distancia es un espectáculo, allí se distinguen los montes más emblemáticos, Naranjo de Bulnes, Llambrión, Peña Vieja, Peña Santa de Castilla y tantos otros que en mi juventud anduve por sus cumbres.
Cae la noche ya sobrepasando Lastres, y el faro de Peñas ya se ve en la lejanía, he dado un rumbo al cabo de un par de millas por eso de evitar artes de pesca que puedan estar caladas en su cercanía, como he visto en anteriores ocasiones, afortunadamente a media noche cuando lo hemos sobrepasado, ya me siento más tranquilo, ahora navegamos lejos de costa hasta alcanzar Estaca de bares, pero entonces será de día.
Las guardias nocturnas las hacemos de dos en dos horas, la noche más fresca aún que la anterior, pero bien abrigados y con luna llena se hacen muy llevaderas, únicamente el runrun del motor invade la espectacular noche, pero ya llevamos muchas horas y es como que ya no lo oyes.
Como suelo decir “amanece que no es poco” a la altura de Ribadeo, entramos en aguas gallegas y para las 10h ya estamos doblando la Estaca, con las aguas un poco más agitadas que las navegadas por la noche, en el tránsito del Cantabrico al Atlántico siempre hay un poco más de movimiento.
Con el día precioso no me pierdo a pasar cabo Ortegal por dentro de los espectaculares Aguillones y volar el dron, hay un poco más mar de fondo pero el paso es del todo franco por cualquiera de los dos pasos, un poco más estrecho junto al de los Tres Hermanos, espectacular.
Otra buena comida a bordo ya cerca de costa por los vistosos acantilados de San Andrés de Teixido, “a donde quién no va de morto va de vivo” como reza la leyenda popular.
Sin más historias que dejar la ría de Cedeira por babor, donde tengo el buen recuerdo de un tranquilo fondeo de casi un mes cuando nos tuvieron confinados a todos el año pasado. Desde cabo Prior hasta la entrada de la ría de ferrol, he detenido el motor apenas media mientras ha durado una brisa de 10 nuditos, vuelta al motor llegando a Sada a las 18h, justo a la hora prevista ya desde el día anterior.
Han sido 258 millas desde Bilbao en cuarenta y una y media horas, con solo dos horas y media solo a vela, una mala marca pero una nevegación tranquila en la he tenido un consumo de 120 litros de gasoil, hagan ustedes las cuentas.
Ahora unos días en Sada y el próximo salto hasta la ría de Vigo, que ya contaré, que navegar la costa da Morte, nunca me deja indiferente y menos en esta ocasión que habrá un poco de rasca
Salú
El monte Buciero protege la bahía de Santoña y Laredo
Entrada en la bahía santanderina a vista de AIS
La imagen de Picos de Europa desde el mar siempre muy vistosoa
Espectacular foto, tomada con el dron, de los Tres Hermanos, en los Aguillones de cabo Ortegal
El paso por los Aguillones de cabo Ortegal no deja de ser uno de los lugares más espectaculares de la costa cantábrica
A la llegada a Sada, pasamos por la gasolinera a recargar el combustible ya consumido
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