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𝐆𝐀𝐙𝐀 𝐌𝐔𝐄𝐑𝐄 𝐃𝐄 𝐇𝐀𝐌𝐁𝐑𝐄, 𝐒𝐄𝐃 𝐘 𝐎𝐋𝐕𝐈𝐃𝐎, 𝐄𝐍 𝐒𝐈𝐋𝐄𝐍𝐂𝐈𝐎
"Gaza no muere solo bajo las bombas. Gaza muere lentamente, día a día, hora a hora, de hambre, de sed, de enfermedades curables. Muere bajo el asedio criminal de un régimen que ha convertido cada necesidad básica en un arma de guerra. Muere con la complicidad de un mundo que permite que, en pleno siglo XXI, más de dos millones de personas sean empujadas al exterminio no solo por el fuego, sino también por el hambre inducida.
El Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas ha dado la alarma: se han agotado los alimentos. No hay más reservas. No hay cómo abastecer a la población palestina, porque el ejército israelí impide la entrada de suministros esenciales. Camiones con comida son bombardeados, retenidos, saqueados o simplemente bloqueados. Familias enteras sobreviven con un puñado de arroz al día, con pan hecho de pienso animal, con agua salada o contaminada. Las madres dan de beber a sus hijos agua estancada, sabiendo que probablemente les causará enfermedades. Pero no tienen otra opción.
En los hospitales, ya sin medicinas ni electricidad, la muerte por desnutrición se mezcla con la muerte por infecciones tratables. Los niños y niñas con diarreas severas no pueden recibir un simple suero. Los ancianos mueren por falta de insulina. Las embarazadas dan a luz sin anestesia, sin higiene, sin posibilidad de salvar a sus bebés prematuros. Las enfermedades más comunes —neumonía, infecciones de piel, fiebre tifoidea, gastroenteritis— se vuelven mortales, no porque no tengan cura, sino porque Israel ha convertido la sanidad en un objetivo militar.
El hambre en Gaza no es una consecuencia colateral. Es una estrategia. Es parte de un plan de castigo colectivo que viola todas las leyes internacionales y que, sin embargo, se tolera. La Convención de Ginebra lo prohíbe. El derecho internacional humanitario lo prohíbe. El sentido común y la moral básica lo prohíben. Pero los gobiernos occidentales —incluyendo el español— siguen manteniendo relaciones con el régimen que impone este asedio.
No estamos ante un “conflicto”. Estamos ante un crimen sistemático que utiliza el hambre como herramienta de exterminio. Un pueblo entero está siendo llevado a la inanición. Gaza es hoy la imagen de una humanidad fracasada: una humanidad que contempla impasible cómo se mueren niños por falta de pan y agua, mientras sus dirigentes cierran acuerdos de cooperación con sus asesinos.
Y cuando el Programa Mundial de Alimentos dice que ya no puede alimentar a Gaza, no solo está hablando de la gravedad de la crisis. Está emitiendo un grito de auxilio. Un grito que interpela a todos los gobiernos, a todas las sociedades, a todos nosotros: ¿permitiremos que un pueblo muera de hambre con el sello de Naciones Unidas estampado en su certificado de defunción?
La responsabilidad es política. La respuesta también debe serlo. Exigir un alto el fuego no basta. Hay que levantar el asedio. Hay que imponer sanciones. Hay que suspender toda cooperación militar, económica y diplomática con Israel. Hay que dejar de fingir que esto es un enfrentamiento equilibrado. Es un genocidio planificado. Y el hambre es su forma más silenciosa y brutal.
Mientras Gaza se muere de hambre, Europa negocia con su asesino. Mientras Gaza se desangra sin medicinas, los ministerios de Defensa y de Interior de España compran munición a quien impide su tratamiento. Eso no es neutralidad. Eso es colaboración criminal.
!El hambre en Gaza es un arma de guerra, y quien no la denuncia, la sostiene!
23 de Junio de 2025
*COMPÁRTIRLO ES COLABORAR A DETENER ESTE GENOCIDIO*
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los ricos esconden la cabeza como las avestruzes en tierra.hasta que pase el temporal..........es la tecnica de la derecha y la iglesia
Los sueños son la semilla de la accion . 
a rañala...
mmsi 261001678
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Un pequeño gesto que todos podemos hacer. Parece una buena idea.
De los testimonios desgarradoramente bellos del Dr. Ezzideen de Gaza.
No hay internet.
No hay señal. No hay sonido. No hay mundo más allá de esta jaula.
Caminé treinta minutos entre ruinas y polvo. No buscando escapar, sino un fragmento de señal, justo lo suficiente para susurrar: «Seguimos vivos».
No porque alguien esté escuchando,
sino porque morir sin ser escuchado es la muerte definitiva.
Gaza está en silencio ahora.
No con paz, sino con aniquilación.
No un silencio de quietud, sino de asfixia.
Cortaron el último cable.
Ningún mensaje sale. Ninguna imagen entra.
Incluso el dolor ha sido prohibido.
Pasé junto a los cadáveres de edificios, de casas, de hombres, algunos respirando, otros no.
Todos ellos borrados por la misma mano que borró nuestras voces.
Este no es solo un asedio de bombas. Es un asedio a la memoria: una guerra contra nuestra capacidad de decir: "Estuvimos aquí".
Los bombardeos nunca cesaron, especialmente en Jabalia.
Bombardean las calles donde los niños mendigan comida.
Bombardean las filas donde las madres esperan harina.
Bombardean el hambre misma.
Sin comida. Sin agua. Sin salida.
Y quienes lo intentan, quienes buscan ayuda, son abatidos.
La gente muere aquí, y nadie lo sabe.
No porque la matanza se detuviera, sino porque la destrucción de la conexión tuvo éxito.
Internet fue nuestro último aliento.
No fue un lujo; fue la última evidencia de nuestra humanidad.
Ahora se ha ido.
Y en la oscuridad, masacran sin consecuencias.
Encontré esta tenue señal de eSIM como un moribundo encuentra un destello de llama.
Me quedé bajo un cielo roto, arriesgando la muerte, no por rescate, sino para enviar esto.
Un solo mensaje.
Una última resistencia.
Si estás leyendo esto, recuerda:
Caminamos a través del fuego para decirlo.
No nos quedamos callados.
Nos silenciaron.
Y cuando se restablezca el cableado,
la verdad se filtrará a través de él,
y el mundo sabrá lo que decidió no ver. A partir de hoy,
HORARIA LOCAL de ***21:00 (21:00)** a ***21:30 (21:30)*, apagaré mi teléfono móvil.
En la forma más severa de desconexión de internet, de 21:00 (21:00) a 21:30 (21:30) durante una semana, por el pueblo palestino.
*Silencio por Gaza*
30 minutos de silencio digital
Esta es una campaña digital coordinada del movimiento "Silencio por Gaza". Es una ola que crece.
Porque se puede hacer algo: una pausa digital diaria de 30 minutos todas las noches, de 21:00 (21:00) a 21:30 (21:30) hora local de cada país.
Durante esta pausa:
No se permiten redes sociales.
No se permiten mensajes.
No se permiten comentarios.
Se apagan los teléfonos y ordenadores.
Esta acción colectiva enviará una fuerte señal digital a los algoritmos y mostrará nuestra solidaridad con Gaza.
(No es fácil, pero hagamos algo. Eso es lo que importa).
La idea:
Todos los días, a la misma hora, millones de usuarios de todo el mundo guardan silencio absoluto en redes sociales durante 30 minutos.
Sin publicaciones.
Sin "Me gusta".
Sin comentarios.
Sin abrir aplicaciones.
Silencio digital absoluto. Apaga el teléfono.
Es un acto de resistencia: una protesta digital global.
La ira de tantos ciudadanos ante la inmensa injusticia.
Porque se puede hacer algo: simple y eficaz.
Recuerda el silencio digital a las 21:00 (21:00).
⸻
Explicación técnica:
1. Impacto algorítmico
Las plataformas de redes sociales dependen de la actividad constante de los usuarios.
Somos quienes mantenemos el sistema en funcionamiento.
Una caída repentina y sincronizada de la actividad, incluso por un breve periodo, puede:
(a) interrumpir los algoritmos de visibilidad.
(b) afectar las estadísticas de tráfico en tiempo real.
© enviar una señal técnica a los servidores sobre un comportamiento anormal de los usuarios.
Este acto pone de manifiesto la resistencia ciudadana a la injusticia, que hasta ahora se veía alimentada por nuestra pasividad.
2. Impacto simbólico
En un mundo hiperconectado, el silencio digital es una declaración contundente.
Crea un marcado contraste entre el ruido de las redes sociales y el silencio forzado en Gaza.
Es un momento de reflexión colectiva.
3. Impacto social
Si la acción se extiende, los líderes verán que la ciudadanía rechaza el crimen en Gaza.
Y solo entonces actuarán.
Nuestro objetivo es crear una ola progresista que se extienda por todo el mundo 🌎.
⸻
No olviden: 21:00 (21:00) — ¡Silencio digital!
¡Ajusten sus relojes! ¡Apaguen sus teléfonos!
📣📣📣
21:00 (21:00) a 21:30 (21:30) — Estén donde estén:
DEJEN de usar:
• Teléfonos
• Computadoras
• Laptops
Por una semana.
SILENCIO — por el bien de Gaza.
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"Gaza no muere solo bajo las bombas. Gaza muere lentamente, día a día, hora a hora, de hambre, de sed, de enfermedades curables. Muere bajo el asedio criminal de un régimen que ha convertido cada necesidad básica en un arma de guerra. Muere con la complicidad de un mundo que permite que, en pleno siglo XXI, más de dos millones de personas sean empujadas al exterminio no solo por el fuego, sino también por el hambre inducida.
El Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas ha dado la alarma: se han agotado los alimentos. No hay más reservas. No hay cómo abastecer a la población palestina, porque el ejército israelí impide la entrada de suministros esenciales. Camiones con comida son bombardeados, retenidos, saqueados o simplemente bloqueados. Familias enteras sobreviven con un puñado de arroz al día, con pan hecho de pienso animal, con agua salada o contaminada. Las madres dan de beber a sus hijos agua estancada, sabiendo que probablemente les causará enfermedades. Pero no tienen otra opción.
En los hospitales, ya sin medicinas ni electricidad, la muerte por desnutrición se mezcla con la muerte por infecciones tratables. Los niños y niñas con diarreas severas no pueden recibir un simple suero. Los ancianos mueren por falta de insulina. Las embarazadas dan a luz sin anestesia, sin higiene, sin posibilidad de salvar a sus bebés prematuros. Las enfermedades más comunes —neumonía, infecciones de piel, fiebre tifoidea, gastroenteritis— se vuelven mortales, no porque no tengan cura, sino porque Israel ha convertido la sanidad en un objetivo militar.
El hambre en Gaza no es una consecuencia colateral. Es una estrategia. Es parte de un plan de castigo colectivo que viola todas las leyes internacionales y que, sin embargo, se tolera. La Convención de Ginebra lo prohíbe. El derecho internacional humanitario lo prohíbe. El sentido común y la moral básica lo prohíben. Pero los gobiernos occidentales —incluyendo el español— siguen manteniendo relaciones con el régimen que impone este asedio.
No estamos ante un “conflicto”. Estamos ante un crimen sistemático que utiliza el hambre como herramienta de exterminio. Un pueblo entero está siendo llevado a la inanición. Gaza es hoy la imagen de una humanidad fracasada: una humanidad que contempla impasible cómo se mueren niños por falta de pan y agua, mientras sus dirigentes cierran acuerdos de cooperación con sus asesinos.
Y cuando el Programa Mundial de Alimentos dice que ya no puede alimentar a Gaza, no solo está hablando de la gravedad de la crisis. Está emitiendo un grito de auxilio. Un grito que interpela a todos los gobiernos, a todas las sociedades, a todos nosotros: ¿permitiremos que un pueblo muera de hambre con el sello de Naciones Unidas estampado en su certificado de defunción?
La responsabilidad es política. La respuesta también debe serlo. Exigir un alto el fuego no basta. Hay que levantar el asedio. Hay que imponer sanciones. Hay que suspender toda cooperación militar, económica y diplomática con Israel. Hay que dejar de fingir que esto es un enfrentamiento equilibrado. Es un genocidio planificado. Y el hambre es su forma más silenciosa y brutal.
Mientras Gaza se muere de hambre, Europa negocia con su asesino. Mientras Gaza se desangra sin medicinas, los ministerios de Defensa y de Interior de España compran munición a quien impide su tratamiento. Eso no es neutralidad. Eso es colaboración criminal.
!El hambre en Gaza es un arma de guerra, y quien no la denuncia, la sostiene!
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