30-03-2020, 07:18 PM
También podemos mirarlo desde un punto de vista positivo. Más o menos.
Ya hemos visto varios "intentos" de la naturaleza para liarla: ébola, zika, malaria, SIDA, SARS...
En unos casos la enfermedad no era lo bastante contagiosa, en otros no lo bastante mortal y, en uno, el ébola, tan mortal que no daba tiempo al contagio.
Ésta parece extremadamente contagiosa, pero poco letal afortunadamente. Pero es cuestión de tiempo que aparezca una que tenga todas las características necesarias para borrar del mapa a un porcentaje muy serio de la población. Somos ya muchos y nos movemos demasiado. El planeta ha dejado de ser un lugar seguro.
Esta pandemia quizás nos sirva para afrontar con efectividad la del Apocalipsis. No podemos tener sólo un par de fábricas planetarias; no conviene vivir amontonados; es suicida no disponer de medios sanitarios de reserva; no es sensato viajar tanto y en masa; la Ciencia no puede desarrollarse con el único objeto de producir beneficios; el grupo de asesores de los gobiernos no puede estar formado por una banda de fantoches e ineptos...
Por otra parte, todas las medidas que se han tomado van en la dirección de aplanar la famosa curva de contagio, de modo que no desborde la capacidad del sistema sanitario. Sin duda el confinamiento va a causar daños económicos enormes, pero ¿Cuál hubiera sido el impacto sobre la economía teniendo un 80% de la población enferma casi al mismo tiempo?
No sabemos casi nada. En todo caso, la Fortuna, Dios o el Gran Arquitecto nos han metido en un ejercicio de emergencia valiosísimo. Es cuestión de no olvidarlo cuando la emergencia termine (que terminará).
Ya hemos visto varios "intentos" de la naturaleza para liarla: ébola, zika, malaria, SIDA, SARS...
En unos casos la enfermedad no era lo bastante contagiosa, en otros no lo bastante mortal y, en uno, el ébola, tan mortal que no daba tiempo al contagio.
Ésta parece extremadamente contagiosa, pero poco letal afortunadamente. Pero es cuestión de tiempo que aparezca una que tenga todas las características necesarias para borrar del mapa a un porcentaje muy serio de la población. Somos ya muchos y nos movemos demasiado. El planeta ha dejado de ser un lugar seguro.
Esta pandemia quizás nos sirva para afrontar con efectividad la del Apocalipsis. No podemos tener sólo un par de fábricas planetarias; no conviene vivir amontonados; es suicida no disponer de medios sanitarios de reserva; no es sensato viajar tanto y en masa; la Ciencia no puede desarrollarse con el único objeto de producir beneficios; el grupo de asesores de los gobiernos no puede estar formado por una banda de fantoches e ineptos...
Por otra parte, todas las medidas que se han tomado van en la dirección de aplanar la famosa curva de contagio, de modo que no desborde la capacidad del sistema sanitario. Sin duda el confinamiento va a causar daños económicos enormes, pero ¿Cuál hubiera sido el impacto sobre la economía teniendo un 80% de la población enferma casi al mismo tiempo?
No sabemos casi nada. En todo caso, la Fortuna, Dios o el Gran Arquitecto nos han metido en un ejercicio de emergencia valiosísimo. Es cuestión de no olvidarlo cuando la emergencia termine (que terminará).