Pues ya estamos a la mitad de la travesía del homenaje a Juan Sebastián Elcano en su 5º centenario de la primera vuelta al mundo y el balance no es muy positivo en cuanto a la navegación, por las horas de navegación a motor que estamos chupando, en una meteorología un tanto atípica para el mes de agosto, aunque por el contrario en cuanto a la camaradería entre las tripulaciones y organización de los eventos nada que reprochar, por el contrario, alabar la buena disposición de todos y el perfecto control de la infraestructura organizativa, aunque a mí particularmente, acostumbrado a navegar por libre, me parece demasiado encorsetado y en ocasiones no me siento muy cómodo, aunque me ajuste más o menos al programa, pero comprendo que para mucha gente que participa, está siendo la travesía de su vida
Como digo, en general poco viento y mucho motor en la navegación por el Cantábrico, paradas en Santander y Candás localidad donde el club de vela Cuatro Vientos y el ayuntamiento nos han acogido con entusiasmo organizando charlas, espichas y hemos enseñado los barcos a los niños del club siempre muy atentos a nuestras explicaciones
Club náutico Cuatro Vientos de Candás
Los niños atentos a las explicaciones de este viejo lobo de mar
No nos iba a resultar fácil el tránsito por las rías altas gallegas, un frente borrascoso al paso por los grandes cabos de Lugo, Estaca de Bares, Ortegal y Candelaria, nos obliga a efectuar una parada intermedia en Cariño, donde nos encontramos dos veleros franceses sin timón, atacados por las orcas y siendo testigos como la Salvamar traía otro remolcado por la misma causa, es increíble la inacción de las autoridades competentes para atajar este problema que se está agigantando de día en día.
Como mi objetivo era llegar a Ribeira para reparar la reductora, diseñé una navegación desde Cariño a Corme, saltándome la parada en Coruña y siempre pendientes a las “interacciones” de las orcas, navegando muy pegado a la costa incluso por dentro de los Aguillones de Ortegal, que no estaba para bromas por las olas rebotadas en el acantilado.
El faro de cabo Ortegal visto por el paso grande le los Aguillones, impresionante estampa de este agreste lugar
Al paso por el golfo de Coruña un velero francés nos avisa que a nuestro rumbo se habría cruzado con tres orcas, nos mantuvimos atentos pero no aparecieron, pasamos Sisargas por el interior, como últimamente vengo haciendo y acabamos fondeando en la tranquila bahía de Corme, bastante saturada de veleros, todos extranjeros.
Al día siguiente una navegación hasta Ribeira de 60 millas, de nuevo cerca de costa, esta vez con buen viento de popa, a orejas de burro, dejando el bajo del Farelo en Touriñan por estribor y el islote del Centolo próximo a Finisterre, también por estribor, quien conozca esta costa comprenderá que navegué como se diría; rascando percebes, muy pendiente eso sí de los tres o cuatro bajos que pueden resultar peligrosos, todo para evitar las dichosas orcas, pero al sur del Finisterre ya dentro de la ría de Corcubión aparecieron las bichas, enseguida nos pusimos en guardia, primero apareció un grupo de delfines y seguido pudimos identificarlas por una exhalación respiratoria diferente a la de los delfines, para a continuación ver en el lomo de una de ellas la característica mancha blanca tras la aleta caudal, eran pequeñas y se mantuvieron algo alejadas de nosotros, por probar lanzamos al agua un petardo y no volvimos a ver más cetáceos, continuando con la navegación como si tal cosa.
La entrada en la ría de Arousa a través de los pasos de Sagres y Carreiro, como veníamos muy rápidos a orejas de burro con un buen viento, recogimos foque y metiendo dos rizos a la mayor para hacer el paso a poco más de 5 nudos y no aterrorizar demasiado a la tripulación, poco acostumbrada a ver las piedras tan cerca.
El paso por Finisterre con buen viento y buena mar invita a una vigilancia extra por si aparecen las pájaras
A primera hora de la mañana después de pasar una tranquila noche en la marina de Ribeira ya tengo al mecánico a bordo, movemos el motor para desmontar la reductora y sacar el paquete de anillos y engranes del embrague, para desmontar en el taller los anillos de fricción, que a juicio del mecánico no están demasiado desgastados, se comprueban tolerancias de todos los demás por ver si aparece alguna cosa anormal, pero no, a ojos vistas todo está correcto, de todos modos cambiamos los anillos bimetales, que ya estaban pedidos, se monta todo de nuevo, ponemos el motor en su sitio y listos a la prueba del algodón, damos marcha, embrago y la hélice empuja correctamente adelante y atrás.
Homenaje a Mendez Nuñez frente a su monumento en la alameda viguesa
Sin más dilación salimos raudos hacia Vigo para llegar antes del anochecer y al entrar en el Liceo de Bouzas, las maniobras de atraque sin problemas, como debían haber sido siempre. Un par de días en la ría viguesa donde se celebran unos actos conmemorativos preparados por la organización, con ofrenda floral incluida al vigués Mendez Nuñez, reuniones con amigos y seguidores del canal de Youtube y salimos por la costa portuguesa hacia Leixoes como primera parada intermedia , buen tiempo, buena mar y navegación a orejas de burro con viento medio,
Navegar con spi siempre es gustoso cuando no hay presión y cuentas con buena tripulación
Con los navegantes del Tao, cofrades del foro, en Leixoes
El siguiente tramo ya no es tan gustoso, niebla que rezuma mucha humedad, salida un par de horas después de la salida de la flotilla a la espera de que entrase viento del Nornoroeste, momento que aprovechamos sin dudar la izada de spi, buena navegación de unas horas hasta la arribada a Figueira da Foz, como fin de etapa donde participaremos en algunos actos oficiales programados, aunque lo primero es izar el spi para secarlo de toda la humedad que cogió durante la navegación, aprovechamos el día para dar una limpieza al barco, Figueira no es un punto de recalada de mi devoción, por eso es la primera vez que entro, y por razones varias no creo que pase otra vez.
Seguimos adelante.
Salú