Tema inagotable y eterno!
El GPS es la gran bendición para el marino. El sextante es como el cinturón después de que se inventasen los tirantes.
Supongo que cabe la posibilidad de que haya un apagón de GPS a causa de intereses estratégicos o bélicos de los americanos, pero esa posibilidad es tan remota y nuestra exposición a los peligros de la mar tan baja que creo que no vale la pena esforzarse mucho, a no ser que se haga por afición y curiosidad.
En los viejos tiempos y en los barcos serios, al cruzar océanos o navegar por costas poco fiables se hacían cinco situaciones astronómicas:
- Al crepúsculo matutino, situación por 7 estrellas con la ayuda de las "tablas americanas" H.O.249 (sight Reduction Tables)
- A media mañana una tangente Marc.
- A mediodía, latitud por altura meridiana.
- A media tarde, otra tangente Marc.
- Al crepúsculo vespertino, situación por 7 estrellas otra vez.
Evidentemente, no siempre se disponía del cielo adecuado para hacerlas todas y por eso se procuraba hacer todas las posibles, en previsión de que la siguiente no se pudiera observar.
Durante la noche se tomaba el azimut a la Polar de vez en cuando en caso de navegar con la giroscópica averiada. Si todo funcionaba, se comparaba el rumbo giroscópico con la aguja magistral frecuentemente.
Al ir o regresar de Norteamérica hacia Europa era bastante común hacer todo el cruce sin poder observar ni una vez por la nubosidad. En esos casos sólo nos quedaba el goniómetro o el sistema Consol, con el que, en teoría, podías obtener una demora sin tener gonio, a base de contar rayas y puntos en una señal de radio. Los sistemas Decca y Loran eran una maravilla, pero sólo funcionaban en áreas determinadas. El Decca en particular era perfecto para navegar por el Mar del Norte.
Había otros trucos muy socorridos, como averiguar la procedencia de una emisora de radio mediante un vulgar transistor portátil y ponerle proa (así he regresado de Baleares muchas veces, proa a la señal de Radio Barcelona) o obtener una línea de posición aproximada marcando a otros barcos cuyo destino se conoce (al cruzar la popa de un ferri, por ejemplo)
En fin, cosas de un oficio desaparecido que nunca volverá. Trucos, astucias y técnicas que te conducían poco a poco a la maestría, a ser un perro viejo, tal vez un lobo de mar.
Pero lo más importante no era ir y volver de los sitios. Lo verdaderamente jodido era maniobrar con aquellos trastos, tratar con la tripulación, gestionar la estiba, jugar con la estabilidad y los esfuerzos estructurales, mantener a raya al armador, torear a los consignatarios y controlar a Johny Walker.
Lo típico que se perderá, "como lágrimas en la lluvia".