(05-04-2019, 06:25 PM)Werke escribió: Me abrumáis.
Probablemente es porque no soy más que un pobre practicón y estas cosas no se estudiaban a fondo en los programas de Teoría del Buque de hace 45 años. Sólo os diré que el rendimiento de las velas se extraía de combinaciones de vectores que consideraban tan sólo el empuje del viento, sin mencionar el efecto aerodinámico!
Y confieso que, después de leeros, ando bastante perdido.
Mis conclusiones prácticas son pocas, pero comprobadas y predictibles, como manda el Método.
Cuando un barco pesado corre demasiado (navegando en popa), la proa crea una sobrepresión y en la cuaderna maestra se forma la correspondiente depresión, de modo que se pierde estabilidad porque en mitad de la eslora se lleva permanentemente un seno profundo. El barco avanza dando unos bandazos tremendos. Si ese barco tiene una popa ancha, los bandazos no son tan acusados porque al sumergirse las aletas el centro de carena se mueve con más normalidad. Evidentemente, a un barco ligero que pueda planear eso no le pasa, porque la proa va fuera del agua y no hay seno, pero ojo si se navega con mar cruzada (que pasa bastante) porque si en mitad de un planeo te alcanza una ola de través estás listo, a no ser, de nuevo, que la anchura de la popa te ayude.
Parece, pues, que una popa ancha es recomendable en principio. Pero tiene sus inconvenientes. Si las olas te van alcanzando y no vas exactamente en popa redonda, cosa que es lo más habitual por las guiñadas y la posible mar cruzada, en cuanto las aletas tocan la pendiente de la ola se adaptan a ella muy rápidamente, ya que el centro de carena se desplaza mucho (es eso de los hombros que habéis citado) y las escoradas son bastante perturbadoras. Lo mismo si estás parado. Una carena ancha atravesada a la mar te da la sensación de que vas a ponerte el barco por sombrero (quizás eso le pasó al Hugo Boss) si la altura, pendiente y velocidad de la ola son críticas en relación a la manga. Por lo general, correr un temporal "a toda leche" es algo que no me atrevería a hacer con mis medios escasos.
Lo demás escapa a mi comprensión teórica y debo caer en la resignación del ignorante afirmando que cada barco es un mundo.
Una vez pasé dos días capeando con una goleta en la que dejé sólo una trinquetilla pesada y con el viento a 60º por la amura. De maravilla. El piloto de viento era un Aries y mantuvo el rumbo todo el tiempo sin problema. No gané ni un milímetro de barlovento, pero gracias a la corriente de las Canarias tampoco lo perdí. Barco de 16 m de eslora, manga 4.40. Sobre 30 Tm. Olas entre 3.5 y 5 metros. El puño de escota estaba, por suerte, muy alto (casi un yankee).
En circunstancias de mar y viento similares, pero con un sloop de 12 metros y unas 8 Tm, la mar por la amura nos pegaba cada leche que nos desplazaba a sotavento hasta que clavábamos el trancanil en el agua. Me puse de aleta/popa, remolcado por un foque pesado y, aunque recibí varios golpes de mar por la espalda, la cosa mejoró muchísimo. La manga era discreta, unos 3.5 o así. El gobierno lo llevó casi todo el tiempo un piloto eléctrico Cetrek y sólo tuve que intervenir de vez en cuando para volver a rumbo.
Con mi barco actual no creo que la cosa fuera tan bien, aunque siendo un ketch puedo darle el ángulo de capa que quiera casi sin mover el timón. No me he encontrado aún en una situación así. Pero supongo que intentaría capear con trinquetilla y mesana.
Una pregunta: ¿cómo se calcula ese factor D/L?
La velocidad es un factor de seguridad por varias razones, la primera la hidrodinámica, un simple bote si está parado lo balanceas muy facilmente, si vas con un pequeño fueraborda a tres nudos e intentas balancearlo ya verás que es claramente más difícil, las fuerzas de sustentación dinámica ya están actuando, no son solamente las estáticas.
Los barcos de extremos finos no pueden superar su velocidad de casco. Es un límite de velocidad, porque la popa del barco acaba hundiéndose en la propia ola creada por el barco, y aparte de lo que supone tener ese límite, navegar con la popa hundida es de por sí fuente de desequilibrio.
Por otro lado, no estamos hablando solamente de navegación en mar plana, hay olas y esas olas tienen una velocidad propia.
La velocidad de las olas aumenta según aumenta su longitud (y su período, claro):
Para una ola de 100 m de longitud, oceánica, su velocidad será unos 23 nudos, por lo que para un Imoca o un gran trimarán será relativamente fácil mantenerse por delante e ir huyendo de las rompientes.
Para un barco de crucero vamos a tener que asumir que a partir de longitudes de ola de tal vez 15 m, que van a unos 9 nudos, la mayor parte de las olas nos va a sobrepasar, sabiendo que pueden venir con rompiente y que vamos a tener que evitar que las ola nos descontrole..
Para un Pogo o un barco de planeo rápido, tal vez no sea tanto problema ir a 15 o 16 nudos, y conseguir ir por delante de olas de hasta 45 m, desde luego has aumentado bastante tu capacidad de gestionar olas bastante grandes..¿que eso requiere concentración? Si, claro, o un piloto muy preciso (los hay), los Mini Transat cruzan el Atlántico en solitario con una seguridad bastante alta..Hay que darse cuenta que a esas velocidades, y con un barco con poca superficie lateral, lo que tira un timón compensado es muy poco..
Sin ir a velocidades excesivamente altas, la simple capacidad de planear y que el barco permanezca bajo control ya es una diferencia enorme entre un barco de extremos llenos y un émulo de los Clase J.
Aunque las olas te vayan pasando por popa, es mejor que tu velocidad se acompase a la de ellas, esas velocidades impresionantes de los Imoca en el oceáno austral son su mejor seguridad, pero sin llegar a esos extremos, cuantas menos olas nos pasen, y cuanto más lentamente nos alcancen, me parece claro que es mejor.
Al correr un temporal, el rumbo ideal suele ser el de una aleta lo suficientemente marcada como para evitar la trasluchada involuntaria. Como ante las olas de proa, lo mejor es maniobrar ante ellas para que no nos cojan demasiado atravesados, y al bajar la ola ir orzando para mantenernos sobre la ola el mayor tiempo posible. Dicen que los pilotos de viento de pendulo pueden hacer arribar demasiado el barco porque al bajar la ola aumenta nuestra velocidad, nos ponemos la ola nos tapa el viento y el aparente se va hacia proa. En un Hydrovane eso no pasa, la veleta pierde fuerza y el barco continúa la bajada de ola con su inercia, la gestión de olas corriendo un temporal es perfecta y da una tremenda seguridad.
Una situación que me parece muy peligrosa, y que creo que sucede con olas anormales, pillé una vez una en Estaca de Bares y otra en el Canal de Mozambique, es cuando la ola es tan pendiente que el barco se acelera bajándola, la adelanta y va a clavarse en la ola siguiente..el peligro, claro, es que en esa clavada el barco se descontrole y vuelque, con el agravante de que viene todavía detrás la ola gigante..
Este tipo de olas también pueden ser las rompientes por bajada súbita de la profundidad. En el caso de las clavadas fabulosas de los VOR o los Imoca, creo que más bien se trata de adelantamientos de ola de barcos que van realmente rápido y seguramente puede suceder en mares sin olas anormales.
Con seguridad hay muchísimo más que hablar sobre el tema olas..
Un saludo