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En simplicidad, frugalidad, ligereza, espíritu espartano, o como lo queramos llamar, es difícil superar a Alberto Torroba, que recorrió el Pacífico con un barco que era poco más que un tronco. 

Cocúa lo conoció y parece ser que en los temporales, el barco volcaba y él se quedaba encima con un neopreno puesto esperando a que amainase para adrizar de nuevo el barco...

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A mí lo que más me aporta comodidad en la vida (lo he descubierto demasiado tarde),o una de las cosas que más ayuda a que me sienta así, es la ausencia de preocupaciones. En grado absoluto imagino que es algo imposible, pero tender a vivir sin preocupaciones es lo que más me reconforta. Por eso la simplicidad me gusta tanto en todo.  Porque me ayuda a sentirme "emancipado", que decía Prometeo.
  Simplificar , cada uno tendrá una noción de lo que eso sea para él, es también, creo yo, algo que juega a favor de la seguridad, al menos en el sentido en que lo complejo, lo sofisticado, nos hace más dependientes.
También se recupera tiempo con lo simple, tiempo para malgastar como a cada uno le guste, tiempo para la reflexión, la contemplación, la lectura, el puro descanso... Y, naturalmente, en general también lo simple suele acarrear menores necesidades económicas, otro factor determinante respecto a la comodidad.
En cualquier caso, cada uno decide el aliño de todos estos factores y asume los pros y los contras que ello acarree.
Lo de la seguridad, ya lo he sugerido repetidamente, a mí me parece que es un juicio que se establece por comparación, siempre. Y, por tanto, es un juicio relativo. Depende de con qué comparemos podemos decir de una misma embarcación que es tremendamente segura o insegura. Y la embarcación es la misma en ambas comparaciones. Lo de sentirse seguro o inseguro en un barco es, se crea o no, un estado subjetivo que poco tiene que ver con la embarcación. Y lo mismo que mi velerín es un pura sangre si se compara con un barco funerario egipcio, igual se le ve como un caracol si se le compara con un Pogo, por decir algo.

Lo de Torroba me parece de otro planeta, la verdad, todo un eremita del mar. 

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Pues, aunque cueste creerlo, vivimos con una concepción " terraplanista" de la realidad, por seguir con el símil. Algo tan simple como lo que describes es excepcional. Queremos vivir sin preocupaciones y hacemos exactamente lo que no debemos para lograr eso. Porque el término " comodidad" es sumamente polisémico; porque mucho tramo del camino lo hacemos sin rumbo, o guiados sólo por evitar la cuesta pronunciada o la pendiente que fatiga; porque asumimos sin reflexión dogmas sociales y culturales , que, a la larga, nos alejan de lo que más importa... Esto está lleno de trampas, el mundo de los barcos también, ya lo creo. Necesitamos poco, bastante poco, la verdad, pero tenemos que caer en la cuenta.
Decía Borges que la felicidad son instantes más o menos frecuentes. Yo creo que , puesto que no se puede aspirar a mucho más, la comodidad (anímica) es un buen estado intermedio entre esos otros más o menos frecuentes que decía él.

lo mejor es no tener preocupaciones,pero si vamos a eso nos llaman egoistas por no llenar `por ejemplo el mundo de niños ,que cda cual saque sus conclusiones,pero no es un tema muy facil,la vida da muchas vueltas y no sabes nunca a donde vas a parar,creo que se le llama destino? yo que se,lo que está claro es que con los años todo el mundo aprende y si pudieran volver atras,volverian,no hay vuelta atras nunca,el camino es el camino......suerte a todos

Me váis a llamar tonto, y no os faltará razón.

Tuve un Fortuna 9 durante más de diez años. Disfruté como un enano y aprendí muchísimo. Para mí, era el mejor barco del mundo, claro. Era la prolongación de mi propio cuerpo. Agradecía el tacto del mar en la punta de los dedos con la caña. La escora me hablaba...
Tenía la comodidad suficiente para mí, pero no para mi mujer. (De ese tema no habéis hablado).

El primer año que tuve el barco actual, mucho más cómodo según mi mujer, pillé un buen temporal. De esos en los que sólo puedes descansar un rato tirado en el suelo de la cabina.
Dentro no había nada de electrónica, y tenía que salir contínuamente para controlar todo. El piloto aguantaba por los pelos.

Entonces me pregunté: ¿Va a ser también eso de "en casa del herrero..."?
Pues no. Como en aquel tiempo vivíamos en el barco, monté un pequeño taller electrónico en el pañol del puerto y empecé a darle vueltas a lo que después sería Ocenav. Al principio pensé en una pantalla fija con control del piloto para ponerla en la mesa de cartas. En ese momento navegábamos bastante, teníamos bastante vida social en el puerto de Mataró, y les pedía a los amigos y conocidos que propusieran características para el equipo que estaba desarrollando.
Hacía las pruebas en mi barco. Por ese empecé con Seatalk y NMEA0183. Fue una época apasionante.

Pero liado como estaba, cada vez navegábamos menos, y cuando empecé a vender chismes, no tenía libres ni los domingos porque durante el finde es cuando va la mayoría de gente a los barcos. Eso ya no era "cómodo" pero ha perdurado hasta hoy.
Me he hecho polvo la espalda por estar tantísimas horas sentado en el trabajo y enfrascado en este proyecto, que es muy absorbente. Comenzó como hobbie y lo sigue siendo porque si no, lo hubiera enviado a paseo hace mucho.
En el piloto "low cost" he volcado lo que aprendí navegando durante casi treinta años y lo que aprendí programando durante cuarenta: Felicidad suprema.

Ocenav me ha llenado de satisfacción, pero lo he pagado caro: No navego más que para pegarme palizas y tragarme castañas trasladando el barco yo solo la mayoría de veces, y me he dado cuenta de que no estoy en buena forma física.
¿He desperdiciado mi vida?. Bajo la óptica marinera, podréis pensar que sí (A veces yo también lo creo), pero sin haber atravesado océanos, aprendí mucho haciendo bastantes regatas, caleé bastante y viví suficientes temporales en los tres barcos que he tenido, llegando a pensar hasta en tres ocasiones que no vería un nuevo día.

Me gusta también ir tierra adentro (me conviene patear) y no quiero irme de aquí sin conocer algo más de este mundo.
Un gran navegante y buen amigo mío también tuvo una operación de espalda y lo hizo ya.
Para mí, el mar fue mi pasión con muchos de esos instantes de felicidad, pero creo que me toca el turno de cambiar de vida.

Yo estoy enamorado de mi barco, con todos sus defectos y todo  

(que supongo que los tiene )

Yo creo que la comodidad es engañosa, apretar un botón para no tener que bombear manualmente el inodoro es cómodo hasta que se estropea algo y debes desmontar el sistema (manualmente).

Lo simple funciona siempre. Y el equipo que nunca se estropea es el que no llevas...es totalmente necesario saber los nudos que soplan y de que ángulo provienen?...si no lo necesitas para un piloto, no, y hay pilotos de viento que cumplen su función a la perfección, no consumen energía y no tienen más mantenimiento que lubricar y cambiar de tanto en tanto el tejido de la veleta...

Es absolutamente necesario llevar colchonetas de bañera, bímini, capota?..no, y llevar menos elementos simplifica la vida..

Motor?..se puede ir sin él. Si decides llevarlo eres consciente de sus evidentes servidumbres...la comodidad siempre se paga.

Sin motor, o sin baño, o sin gps, no vas a navegar igual, pero se puede navegar, y lo placentero es navegar, no navegar cómodo, al contrario, una entrada a puerto sin motor es un desafío, es una pequeña aventura...y es muy placentero superarla..

Y la seguridad me parece un concepto global...navegas seguro porque conoces tu barco y como manejarlo, y arriesgas lo que quieres arriesgar...si no controlas tu barco a vela y necesitas el apoyo del motor, por muy seguro que sea el motor, siempre correrás más riesgos que si estás acostumbrado a navegar sin motor, o sin gps o sin enrollador.

Pero tu habilidad o tus conocimientos no es nunca suficiente, hay buenos y malos barcos..un mal barco le amarga la vida al más pintado y hace que navegues poco y a disgusto..un buen barco te anima a ir siempre más allá

Vade retro barcos chungos

Salvo que sea un Torroba y navegues encima de un palo

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(03-04-2023, 03:41 PM)hopetos escribió:  A mí lo que más me aporta comodidad en la vida (lo he descubierto demasiado tarde),o una de las cosas que más ayuda a que me sienta así, es la ausencia de preocupaciones. En grado absoluto imagino que es algo imposible, pero tender a vivir sin preocupaciones es lo que más me reconforta. Por eso la simplicidad me gusta tanto en todo.  Porque me ayuda a sentirme "emancipado", que decía Prometeo.
  Simplificar , cada uno tendrá una noción de lo que eso sea para él, es también, creo yo, algo que juega a favor de la seguridad, al menos en el sentido en que lo complejo, lo sofisticado, nos hace más dependientes.
También se recupera tiempo con lo simple, tiempo para malgastar como a cada uno le guste, tiempo para la reflexión, la contemplación, la lectura, el puro descanso... Y, naturalmente, en general también lo simple suele acarrear menores necesidades económicas, otro factor determinante respecto a la comodidad.
En cualquier caso, cada uno decide el aliño de todos estos factores y asume los pros y los contras que ello acarree.
Lo de la seguridad, ya lo he sugerido repetidamente, a mí me parece que es un juicio que se establece por comparación, siempre. Y, por tanto, es un juicio relativo. Depende de con qué comparemos podemos decir de una misma embarcación que es tremendamente segura o insegura. Y la embarcación es la misma en ambas comparaciones. Lo de sentirse seguro o inseguro en un barco es, se crea o no, un estado subjetivo que poco tiene que ver con la embarcación. Y lo mismo que mi velerín es un pura sangre si se compara con un barco funerario egipcio, igual se le ve como un caracol si se le compara con un Pogo, por decir algo.

Lo de Torroba me parece de otro planeta, la verdad, todo un eremita del mar. 

La sabiduría que da los años vividos, que nada tiene que ver con lo estudiado o trabajado, la palabra justa es esa "preocupación" que es estar pre-ocupado, ocupado en algo que no esta sucediendo y que muy probablemente no va a suceder y en eso vamos quemando un tiempo precioso, claro que tratar de dejar el cerebro en silencio es difícil y olvidarse del análisis también y seguir a la intuición también 

¿entonces?  

Con esta frase ya me has despachado mas veces   

"Pero bueno, parece que cuando no hay argumentos parece que hay que intentar por lo menos el ataque personal.."

¿Cuál es el ataque personal?   


La falta de argumentos es la tuya, que contra lo que te esta diciendo claramente el amigo Lisandro, erre que erre sacas tus propias conclusiones, lo calificas y terminas con una palmadita en la espalda, que no deja de ser un futurible perfectamente ahorrable, porque igual con ese barco ligero que le suguieres para la próxima vez una orca le hubiera el timón y con los pocos medios que tenia Lisandro aun habría terminado antes su viaje, si eso son argumentos, como decía mi madre, que baje Dios y lo vea   pero por decir que no quede. 

Lisandro escribió: escribió:Fanatismos aparte... si vas a estar navegando cerca de un arrecife de coral o de un fondo rocoso o con objetos flotantes que puedan impactarte o con ballenas dando saltitos o con otros barcos cerca o de cualquier manera que no sea solo en medio del mar y sin ningún riesgo de colisión: dame un pesado barco de metal 

Fanatismos aparte, tu has tenido un barco de metal, y tal vez yo no he entendido de todo tus relatos, pero yo los calificaría directamente de pesadilla náutica, por la reparación del barco en sí y por la dificultad de sus navegaciones después...estás seguro de que con un barco ligero, libre de corrosiones y manejable hubiera sido igual?

Un saludo!



Pero bueno, vamos avanzando   me alegro de que el viaje del Damien, del primero, de los otros no has comentado nada    ahora te parezca una maravilla, cuando lo puse hace unos cuantos años te pareció un desastre, eso de que un barco volcara tres veces seguidas no te gusto nada   indicativo de fallos graves de diseño, irresponsables  etc etc etc 

Yo voy a hablar de los siguiente Damiens   

Después de semejante viaje, los amigos se construyeron dos sendas goletas de acero tipo Damien II, diseñadas por M.Joubert y cascos construidos en Meta 

Jerome Poncet estuvo 30 años haciendo charter en la Antartida con su goleta de acero, conoció a Sally y tuvieron dos hijos, creo recordar que Joubert me conto que la hija falleció bien pequeña,  Jerome fue el primero en establecerse en el gran sur y hacer charter en la zona, si no de los primeros, que la cabeza falla   
Su ultimo barco fue otro acero de 19 mts y ya no se nada mas de el.




Su mujer Sally publico un libro sobre su hibernaje en la Antartida 





Gerard Janichon

Con su goleta de acero, tras algunos problemas familiares, se marcha en solitario hasta Brasil, allí la vende, regresa a Francia y tras un periodo de retiro  se construye el Damien IV, barco en alumino construido por ACNO y que se hará muy popular, todo un diseño para la época en el que Jean Francoise Andre empieza a despuntar como ingeniero naval



Hace un viaje por todo el Atlántico y lo vende, a partir de ahí se dedica a la aviación, a escribir y a dar conferencias.