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Bueno, ya que hablamos de astilleros gallegos, botados de los cuales conozco muchos barcos ( hasta a mi pueblo los traian a remolque a decenas) para montar motores y equipos, traigo aqui un capitulo de un libro de la universidad de la coruña que habla de esto.
El libro se llama LA CARPINTERÍADE RIBERA EN GALICIA (1940-2000).
3.2.- ESTOPA Y BREA
El calafateado de la zona del casco sumergida, denominada obra viva, y de la
cubierta sometida al embarque de agua es el proceso por el que se estanqueizan las
uniones a tope de las piezas que forman el forro y la cubierta, mediante la introducción
de un material de relleno en la junta y posterior cubrimiento con una sustancia
impermeabilizante.
Tradicionalmente el calafateado se realizaba con cordones de estopa y brea de
calafatear llamada también pez rubia11 . Ya en la obra Instrucción Náutica12 , primer
tratado impreso en castellano sobre construcción naval escrito por Diego García de Palacio
e impreso en Ciudad de Méjico en 1587, se indica que las naos deben llevar
de respeto entre otras cosas muy necesarias:
...dos cuartos de brea que pesen doce quintales, cuatro barriles de
alquitrán, diez arrobas de estopa...
A través de la lámina 9813 del Marqués de la Victoria conocemos las herramientas
y accesorios utilizados por los calafates en el siglo XVIII, que han mantenido
su utilización hasta nuestros días como los hierros de meter y rebatir, el mallo, y
materiales como la brea, la grassa14 , la brea rubia, el alquitrán y la estopa.
La estopa está formada por hilos de cáñamo, Cannabis sativa, que antes de
introducir en la junta hay que hilar según el diámetro adecuado al tipo de junta. El
cordón de estopa se elabora con hilos de cáñamo impregnados en alquitrán. La estopa
así tratada se denomina en algunos lugares estopa «con alma».
A mediados del siglo XIX, Avelino Comerma15 distinguía dos tipos de estopa,
la estopa blanca formada por las hebras producidas por la parte más gruesa y corta
del cáñamo después de haberlo rastrillado tres veces y la estopa negra que procedía
de los cabos viejos deshilachados a los que se daba una capa de alquitrán para preservarlos
de la humedad. La primera era empleada para la fabricación de lona y
cables y la segunda se hilaba en cordones del grueso necesario empleándose con
ventaja sobre la estopa blanca para el calafateo.
La brea utilizada en el proceso de calafateado es una resina obtenida como
producto secundario en el proceso de destilación de la trementina para la obtención
de la esencia o aceite de trementina conocida también como aguarrás. La trementina
se obtiene de las coníferas realizando una incisión en su corteza.
La brea recibe también la denominación de colofonia, brea rubia y pez griega.
Para extender la brea sobre las juntas es necesario someterla a un proceso de
calentamiento mezclándola con alquitrán vegetal, conocido también por la denominación
de alquitrán dulce en algunas zonas como en Cádiz, en la medida necesaria
para que quede suficientemente fluida y poder proceder a su aplicación.
El alquitrán vegetal se obtiene mediante un proceso de combustión incompleta
de la madera de pino. Es de color negro y bastante fluido.
Una proporción utilizada por algunos carpinteros de ribera de Galicia es una
parte de alquitrán vegetal y tres de brea rubia
Otra mezcla, ya en desuso, que se utilizaba para los mismos fines incluía brea
rubia, alquitrán vegetal y sebo a partes iguales, realizando la mezcla, que recibía el
nombre de brea gorda, en un caldero a través de un proceso de calentamiento. La
misión del sebo era dotar a la mezcla de una cierta elasticidad.
También se ha empleado directamente la mezcla de brea con sebo. Para comprobar
la mezcla se mojaba el extremo de un hilo en la mezcla y con los dientes se
comprobaba la elasticidad. Si el barco iba a navegar por aguas frías se añadía más
cantidad de sebo porque existía el riesgo de que la brea estallase.
El carpintero de ribera adquiría las materias primas que necesitaba para fabricar
las mezclas que utilizaba en estos procesos en las droguerías, comercios ya
desaparecidos donde podían encontrarse los productos químicos que demandaba una
actividad industrial autárquica, y en las tiendas de efectos navales que eran entonces
grandes almacenes de suministro naval.
Las prácticas de calafateado de las naos que se utilizaban16 en el siglo XVII,
describen hasta ocho herramientas o hierros distintos para introducir el cáñamo en
las juntas que se golpeaban con el mallo o la maceta, y el empleo de una mezcla de
brea con manteca o sebo y en su defecto el alquitrán cocido para cubrir la junta.
Las costuras de la cubierta se embreaban con un candil, y en el fondo y los
costados se utilizaba un bispón de dar brea que se fabricaba haciendo dos cortes
perpendiculares en el extremo de un palo e introduciendo en ellos mechas de algodón,
o una brocha llamada escopero. La brea se extendía haciendo virar hacia dentro
el bispón, con lo que se perdía mucha brea.
El proceso de calafatear un barco de gran porte era realizado por los calafates
en las últimas etapas de construcción, cuando se daba por finalizado el forrado del
casco y de la cubierta. En los pesqueros y embarcaciones de porte medio este trabajo
lo realizan también los carpinteros de ribera.
Se comienza por abrir las juntas que se van a calafatear con ayuda de los
hierros de abrir, se introduce el cordón de estopa y se hace penetrar en la junta con el
hierro de ratacar.
Para introducir el cordón se le golpea con un mazo de madera dura –como el
guayacán, el júcaro o la acana– llamado mallo que debe tener cierta elasticidad en
el golpe para que la estopa penetre suavemente, y un mazo más pequeño llamado
maceta.
Antes de introducir el cordón, el calafate hilaba la estopa arrollando las hebras
sobre una rodilla, con la palma de la mano, en un gesto característico.
El sonido del mallo al golpear los hierros de calafatear era agradable al oído
de los calafates y también servía para que el encargado tuviera constancia del trabajo
del calafate que no estaba a la vista.
Benito Abuín Rial, carpintero de ribera de Rianxo, explicó al autor que en el
mazo de calafatear se perforaban dos taladros a cada lado de la cabeza que se llamaban
cantadeiras con el objeto de que al golpear el mazo se produjera una vibración que
originaba un determinado sonido.
Dependiendo del espesor de la tabla se utilizan uno o varios cordones de
estopa, que en expresión de los calafates correspondía a calafatear a uno o varios
cáñamos. Después de introducir el último cordón, denominado colla, se procede a
embrear las costuras.
Tradicionalmente, los calafates realizaban su trabajo sentados en un banquillo,
sobre andamios en las juntas del casco de los barcos de mayor tamaño y
directamente sobre la cubierta cuando trabajaban en sus juntas. Guardaban las
herramientas en un talego grande, talegón, y otro más pequeño, talega.
No todas las uniones de las tablas del forro y de la cubierta se calafatean, y
cada carpintero tiene su propia práctica. En los barcos de gran tamaño, en general, se
calafatean todas las uniones de cubierta y casco, y en los demás solamente las cabezas
en los costados y todas las uniones en la cubierta. Las cabezas de las tablas del
forro se calafatean debido a que en contacto con el agua la madera aumenta en anchura
pero apenas en longitud.
Para el calafateado de las juntas se ha empleado también el yute, y el kenaf,
variedad del yute. En épocas más recientes se ha utilizado el lino, y se ha generalizado
el algodón.
Además de la brea se ha utilizado la masilla, que es una mezcla de aceite y
albayalde, polvos de tiza o carbonato cálcico que son denominaciones equivalentes.
y alternativamente polvos Nevín, que era una marca comercial, conocidos también
como blanco de España. Se empleaban aceites de diferente procedencia, como el
aceite de sardina o saín, aceite de linaza y otros aceites vegetales.
Otras alternativas son calafatear todas las costuras del forro con estopa más
masilla y la cubierta con estopa y brea. En embarcaciones pequeñas también de
utiliza algodón impregnado en minio y masilla.
El cáñamo fino se utilizaba para fabricación de lonas y velas y el cáñamo basto
en cordelería. Para calafatear se empleaba la estopa de calafate, formado por las
fibras cortas, de 20 o 30 centímetros que quedan en las púas al rastrillar el cáñamo.
En España se cultivaba el cáñamo en la ribera baja del Segura en Alicante, con
Callosa del Segura como centro donde existe un Museo del Cáñamo, produciéndose
en este lugar el mayor porcentaje de la producción española. También se cultivaba
en Albacete, Sevilla, Calatayud y otros lugares. El cáñamo dejó de utilizarse hace
cuarenta o cincuenta años. En la actualidad su cultivo necesita un permiso especial
porque es una variedad del hachís.