Bueno, pues travesía completada, eso si, una vez más la costa portuguesa de subida hay que tomarla por la mano y no desaprovechar la mínima ventana que se aparezca, puede salir bien o mal pero por intentarlo que no sea.
En esta subida, de dos noches una mala y la otra buena, así que al cincuenta por ciento y de los planes iniciales, pues eso, se quedaron en planes, pero hemos sabido adaptarnos a las circunstancias y aprovechar los momento, que ésta primavera, meteorológicamente hablando, está un poco loca.
El caso es que me gustó el fondeadero elegido a resguardo portuario en Peñiche y de nuevo salida con luz diurna, los alrededores del puerto sembrados de artes de pesca, en Portugal no descansan ni los festivos. Nubes amenazantes pero sin descargar lluvia, el viento según lo previsto del sureste, flojo pero aumentando a medido que gano mar, hasta tomar un rizo que la cosa amenazaba con encabritarse, pero duró poco y las aguas, mejor dicho los vientos volvieron a su cauce y a las tres horas había desaparecido comenzando la fiesta del diesel.
Las previsiones se iban cumpliendo con la brisa del norte floja, me preocupaba un poco ese viento norte de 20 a 25kt que soplaría al anochecer, aunque ya tenia prevista la estrategia, que no era otra que navegarlo al través, con el velamen reducido al máximo.
Por la tarde cuando cavilaba sobre éstas actuaciones apareció la santísima trinidad en forma de paloma, siendo cierto eso de que el Bahía tiene cierta disposición a acoger aves.
Si el año que subí a para Irlanda fue una golondrina que me acompaño dos días, tomando el barco como su casa, esta vez la paloma se ha acomodado en el Bahía 14 horas, a plato puesto, comida y bebida con total confianza en mis idas y venidas con las maniobras del barco, enseguida se percató de que cuando necesitaba espacio, ella se apartaba para no molestar.
La noche de casi luna llena perfecta, el temido viento norte no apareció y la alternancia entre la vela y el motor fue la tónica, aunque tuve claro en que la ruta, más larga de lo habitual, pasaba por salir de la plataforma continental a profundidades de más de mil metros, donde los pesqueros y sus dichosos palangres mal señalizados ya no operan, navegando suave entre la autopista de mercantes y la zona de pesca, para llegar de día al lugar señalizado donde tenía que volver a menos profundidades, lo que me permitió dormir varias horas con un vistazo cada hora, y el AIS para esto es una maravilla
Todo perfecto, y tras desayunar y echarse unos tragos de agua el palomino levantó vuelo, una vuelta alrededor del barco para despedirse u orientarse y tomó rumbo norte. Veremos si con las referencias de sus anillas me pongo en contacto con alguna sociedad colombófila para dar cuenta de la historia.
Por mi parte navegación directa ya a la ría de Vigo y a medio día en vez de dirigirme a puerto preferí echar el ancla en la tranquilidad de las islas Cíes, eso sí, previa obtención, via internet, del obligatorio permiso de fondeo.
En los próximos dos meses, trabajillos a bordo y a disfrutar de los magníficos fondeaderos que tiene Galicia.
El cabo de Peniche y su característico islote
Mar en calma y viento flojo del noreste, la característica de esta navegación
Mi compañera de viaje
Salud