19-03-2021, 09:25 AM
Parece que fue ayer cuando instalamos nuestros reales por la costa andaluza atlántica, y la experiencia ha sido tan positiva que ya estoy haciendo cuentas para volver a repetir en la próxima temporada invernal.
Una gran experiencia acumulada, es lo que me llevo, pues ya estamos finalizando el invierno y empezamos a movernos, de momento rumbo a Galicia donde aún tengo que terminar de poner a punto el barco, bueno, terminar es un decir, porque nunca se acaba con la puesta a punto, antes de definir definitivamente la ruta a seguir para la nueva temporada veraniega, que el pasado año debido a la dichosa pandemia nos dejó un poco a medias, pero lo que perdimos por un lado lo ganamos por otro, conociendo una costa que siempre la había pasado de largo y que se ha demostrado ser de todo menos aburrida.
Como digo ya estoy en marcha, para navegar esas cuatrocientas millas de costa portuguesa, que la pandemia mantiene cerrada a cal y canto, en la que a día de hoy no nos dejan ni siquiera fondear, aunque estoy intentando conseguir de las autoridades policiales marítimas lusas un permiso que me permita una parada cercana a cabo San Vicente para encarar la subida hasta Galicia, una vez tenga la esperada ventana meteorológica de al menos dos días.
Una costa atlántica que la he recorrido innumerables veces para arriba y para abajo, solo y acompañado, con paradas y sin paradas, pero lo que si puedo decir es que siempre es diferente, cada vez que la acometo es como la primera vez, aunque la experiencia sea un grado.
Este final de invierno, la meteorología atlántica no me lo esta poniendo fácil, ese anticiclón de las Azores, aún desplazado más al norte, quiere hacerse valer con sus vientos norteños e impidiendo los vientos del sur que me lleven en volandas rumbo norte.
Pero si algo valioso poseo es tiempo, puedo esperar lo que haga falta porque tarde o temprano llegarán esos esperados vientos del sur y pueda disfrutar de algo que tanto me gusta, como es la navegación a orejas de burro
De momento voy navegando hacia el Oeste parando en otro de mis lugares predilectos, el río Piedras para despedirme de los amigos de Nuevo Portil y adquirir las últimas vituallas frescas en el Rompido.
Iremos informando de la navegación
Salud
Una gran experiencia acumulada, es lo que me llevo, pues ya estamos finalizando el invierno y empezamos a movernos, de momento rumbo a Galicia donde aún tengo que terminar de poner a punto el barco, bueno, terminar es un decir, porque nunca se acaba con la puesta a punto, antes de definir definitivamente la ruta a seguir para la nueva temporada veraniega, que el pasado año debido a la dichosa pandemia nos dejó un poco a medias, pero lo que perdimos por un lado lo ganamos por otro, conociendo una costa que siempre la había pasado de largo y que se ha demostrado ser de todo menos aburrida.
Como digo ya estoy en marcha, para navegar esas cuatrocientas millas de costa portuguesa, que la pandemia mantiene cerrada a cal y canto, en la que a día de hoy no nos dejan ni siquiera fondear, aunque estoy intentando conseguir de las autoridades policiales marítimas lusas un permiso que me permita una parada cercana a cabo San Vicente para encarar la subida hasta Galicia, una vez tenga la esperada ventana meteorológica de al menos dos días.
Una costa atlántica que la he recorrido innumerables veces para arriba y para abajo, solo y acompañado, con paradas y sin paradas, pero lo que si puedo decir es que siempre es diferente, cada vez que la acometo es como la primera vez, aunque la experiencia sea un grado.
Este final de invierno, la meteorología atlántica no me lo esta poniendo fácil, ese anticiclón de las Azores, aún desplazado más al norte, quiere hacerse valer con sus vientos norteños e impidiendo los vientos del sur que me lleven en volandas rumbo norte.
Pero si algo valioso poseo es tiempo, puedo esperar lo que haga falta porque tarde o temprano llegarán esos esperados vientos del sur y pueda disfrutar de algo que tanto me gusta, como es la navegación a orejas de burro
De momento voy navegando hacia el Oeste parando en otro de mis lugares predilectos, el río Piedras para despedirme de los amigos de Nuevo Portil y adquirir las últimas vituallas frescas en el Rompido.
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El mejor puerto donde recalar es la amistad de un buen amigo