Después de esa navegación bastante accidentada desde Cartagena a Galicia, por fin ya estoy en la tierra del pulpo, a la que principalmente he venido a sustituir el motor del barco.
Como he comentado muchas veces, venía arrastrando desde hace casi cinco años con problemas en la reductora que no engranaba la hélice de inmediato, la hemos cambiado los anillos de fricción en varias ocasiones y si al principio iba bien en unos días ya volvía a las andadas, retardo en engranar.
Miguel Piñeiro, de quien no me canso en apodarle mi mecánico de cabecera, me aseguró que él me solucionaba el problema, y me faltó tiempo para preparar el crucero hasta Galicia, a pesar de las bichas.
Pero una noche, dialogando con la almohada, ésta me hizo la pregunta: ¿porqué no cambias de motor y te dejas de historias?
Me puse a pensar; el motor tiene ya 21 años, ha recorrido 90.000 millas y ha trabajado 8.000 horas, necesita un mantenimiento a fondo, a pesar de todos los que le he hecho, con cambios de periféricos incluidos.
Mi respuesta a la almohada fue que sí, que era hora de jubilar ese viejo motor y rejuvenecer al Bahía con uno nuevo. Al día siguiente llamé a Miguel y le expuse mi idea, y como ya más que un cliente somos amigos, trató de persuadirme que ese motor tenía todavía una larga vida, pero no me dejé convencer y me mantuve firme, ¡motor nuevo!
Como buen gallego, no dijo nada más un par de días después me informaba de las opciones de Volvo y la más viable, reconocida por él era el nuevo D2-50, el mismo bloque pero motor más mejorado, con menos emisiones y menos consumo, con solo una merma de 5 cv, y un alternador, creo que de 115 amperios, no se hable más ¡¡pidelo!!
Y aquí estamos recién llegado a Ribeira y ya se está trabajando en la sustitución, aunque tenemos un cuello de botella importante, que en ésta época el varadero está saturado, con lo que hay que hacer la sustitución del motor a flote y solo suspender unas horas el barco para desmontar el sail drive para colocar el nuevo, en ello estamos, a ver si a primeros de semana conseguimos que Dios en la tierra, nos conceda audiencia y tenga deferencia de suspender unas horas el barco, para luego continuar con el montaje a flote en el pantalán.
Ya os informaré como se desarrollan los acontecimientos y en ésta semana que entra tengamos fumata blanca.
Mientras tanto, aquí os dejo la grabación en directo del cambio de un motor por el otro.