Veo un maremagnum de conceptos, de ideas, de noticias publicadas en medios de diversa índole, viñetas, vídeos, entrevistas, afirmaciones y negaciones defendidas sin atisbo de dudas, acompañadas de documentos que las refuerzan, datos, estadísticas etc etc.
No estoy capacitado, ni tengo la formación y el conocimiento necesario para rebatirlas, encuentro datos en todos los puntos de vista que me hacen pensar, y sobre estos asuntos, cuando no lo tengo claro y es a menudo, sino siempre, recurro a mis experiencias vividas.
Yo soy soldado, de baja graduación, obedezco, pero a veces incluso pienso.
Sobre una situación en particular; sé que es lo que los medios y los políticos decían que íbamos a hacer, sé que es lo que a nosotros nos decían que íbamos a hacer y se lo que hicimos. Sobre cierta actuación entre otras en la que estuve involucrado, sé que es lo que pasó desde la posición en la que me encontraba, pero conozco al menos tres versiones diferentes de la misma unidad en el mismo sitio contando la mía, desconozco la versión del adversario y tampoco conozco la versión de un niño de unos 10 años que encontramos protegiéndose en una zanja en medio del enfrentamiento. Sé que versión se dio en los informes oficiales, lo que se publicó en el BOD, se la versión que se preparó para el público, sé las preguntas que hicieron los medios, lo que se emitió y publicó en España sobre el tema e incluso sé lo que se publicó en un libro sobre el conflicto donde aparece mi nombre y apellidos completos, además de mi empleo en el momento sin que a ninguno de los que allí estuvimos el autor del mismo nos preguntara nunca nada. Todo es mentira, en el mejor de los casos inexacto y tendencioso, y la “verdad” de los que estábamos directamente involucrados, relativa. Pero cuanto más tiempo pasa desde los acontecimientos, esos documentos oficiales y literatura se convertirán en verdad oficial y habrá quien los consulte y ponga enlaces para demostrar su punto de vista en discusiones como las que aquí mantenemos.
He sido testigo de cómo se cocinaban las estadísticas que iban a ser publicadas por ONGs y organizaciones como ACNUR sobre los objetivos conseguidos y la realidad de los afectados, de cómo viven los cooperantes, cuanto cobran.
He sido testigo de cómo las ayudas y productos de “comercio justo” arruinan la economía local vendiendo productos donados a menor precio que los comerciantes locales en establecimientos donde trabajaban voluntarios locales que no cobraban un duro (vaya negocio) de cómo las medicinas y alimentos de las distintas organizaciones eran vendidos a precios altísimos por las mafias locales y de cómo los cooperantes, militares, diplomáticos y dirigentes del lugar iban a comprar esos productos jactándose de que a ellos no les faltaba de nada.
Y esto es lo light de un conflicto, que se repite en muchas zonas del mundo una y otra vez.
Todo esto te lleva a pensar que todo es una mierda, que todo es mentira, que cualquier cosa que se publica o se dice no tiene ningún valor, que incluso lo más cercano a la realidad contado por los testigos directos, sus motivos, sus justificaciones, sus reclamaciones, sus acusaciones, hay que cogerlos con pinzas , que toda verdad tiene su mentira y toda mentira tiene su verdad.
Esto se produce sobre el terreno, a la vista de todos, sin escrúpulos ni vergüenza incluso a la vista de los afectados y se les convence de que aunque no lo entiendan es lo mejor para ellos.
Y esto compañeros, no lo he leído, no me lo han contado, no lo he buscado en Google, esto lo he vivido.
No llego siquiera a imaginarme como será cuando esas ya mentiras de origen llegan a los niveles más altos de la geopolítica mundial, soluciones que son mentira a problemas que son mentira, interés tras interés. Todo es tan enrevesado que no hay objetividad posible. Expertos en conflictos internacionales por la Universidad de… que no han visto un conflicto en la vida, expertos en terrorismo que no han visto un terrorista si no en fotos, tertulianos con papeles en mano que hace dos días buscaban en Google dónde está ese país de moda, analizan con cara de circunstancia la situación y llegan a la conclusión de que el avance de las tropas invasoras no es tan rápido como esperaban los invasores, “reporteros de guerra” que que no cuentan lo que pasa si no lo que les cuentan que pasa , todo ello aderezado con imágenes de fondo y su banda sonora con tintes épicos que lo convierten en un cóctel vomitivo, pacifistas manifestándose en contra de cualquier intervención militar que en la vida han sentido miedo, hambre, dolor, tener que vivir escondidos, voluntarios que se lanzan en masa a recoger refugiados y traérselos a su casa tratados como héroes aplaudidos por gobiernos y sociedades pero que si fuesen a Libia a hacer lo mismo con refugiados de Rep. Centroafricana sería acusados de tráfico ilegal de personas, así hasta corromper cualquier iniciativa que en sus principios pudiera parecer justa y legítima
Y al final la verdad es que me importa todo una mierda, que tengo la suerte de haber nacido en un lugar y una época donde no me afecta directamente, que si en algún momento me toca pues ya nos apañaremos como podamos y que la única manera de hacer algo correcto equivocándote lo mínimo es la ayuda personal y directa a quien la necesita y se cruza en tu camino, darle a un niño un trozo de chocolate, curar una herida infectada, regalar una botella de plástico para poder transportar un poco de agua, y si, como no, defender una vida usando la violencia. Que todo lo demás no sirve para nada, no a la guerra, políticas justas, asociaciones para, lucha contra el hambre, igualdad, justicia, derechos humanos, paz, Naciones Unidas, Organización mundial de la Salud, Alianza de Naciones, desarrollo sostenible, fin de la pobreza, redistribución de la riqueza, negociación, diplomacia, palabras que han perdido todo su sentido y ya nunca lo van a recuperar, eso aquí, en una democracia plena como la llamáis, ya no os digo el significado que tendrán para quien, después de habérselo jugado a la pajita más corta sale solo al amparo de la noche entre los escombros a buscarse la vida por algo que llevarse a la boca en una ciudad sitiada. Incluso Putin, Zelensky, UE, OTAN, gas, petróleo y demás. Son palabras que quedan a años luz de esas calles.
¿Pesimista? Es posible, no voy a decir que no.
Y ahora si, con este rollo que os he soltado no creo que tenga nada más que decir en este hilo.
Saludos.